Capítulo 24. Imposible de soportar
—No puedo soportarlo —susurró Marina—. No puedo verlo sufrir así. Gavin asintió y con voz ronca contestó. —Ninguno de nosotros puede. Pero tenemos que ser fuertes por él. El niño se retorcía, su respiración era entrecortada. Marina acarició su frente sudorosa, murmurando palabras de consuelo. —Estamos aquí, mi amor. Está Gavin que te llevará a montar al poni, tienes que superar esto sí, por favor… —Llamaré a Graham —dijo Gavin olvidando el botón de pánico y dando gritos desde la puerta. Volteó y vio en Cris la imagen de la muerte, él la conocía muy bien, no pudo resistir su peso, cayó de rodillas al suelo y Marina abrazó a su hijo. Gavin lloró como hace años lo hizo por Anderson. No sabía si ahora lloraba aun por él, pero se sentía transportado a esa horrible pesadilla de nuevo, entonces escuchó a Marina. —Mi pequeño, está bien, mamá está bien, puedes ir con los ángeles, te prometo que estaré bien —llorando porque obviamente no está bien lo abrazó y le cantó
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