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51. ELLA.
POV. SEBASTIÁN.— ¿Qué carajos pasa contigo, Lucía? — ¿Conmigo? —Estaba más bien arrastrando las palabras.— Ven — tire del delgado brazo de Lucía a un lado.Tenía que alejarla de allí rápidamente y tratar de pasar desapercibido, el problema es que habían pasado 3 canciones en las que no había dejado de parar con ella y no me había percatado que los ojos de todos estaban sobre nosotros.Sobre todo porque en toda la noche no había bailado ni una sola pieza con la que es mi esposa.Pero la verdad es que no tenía ganas de obligar a Lucía a nada más, tal vez porque mi mente poco a poco estaba aceptando que lo que ella menos necesitaba era a mí. Tal vez también porque estaba resignado a que lo de ella era estar con Dan y punto.— Su-suéltame — refunfuño y yo quería quitarle la cabeza.— ¿Tienes idea de lo que hiciste allá afuera? — No me di cuenta que la había liberado y ella estaba pegada a la pared más próxima.— ¿Y qué importa? — Dijo con los dientes muy apretados y una mirada molesta
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52. ¡TE ODIO!
POV. SEBASTIÁN.— ¿Qué haces aquí?— Y-yo… No lo sé — mis ojos estaban clavados en los de ella. — Sigue, estás empapado.Entre a su PentHouse y el calor abrasador del lugar me envolvió.— ¿Estás sola?— ¿Importa? — Supongo que no.— ¿Qué sucede? — Lamento lo de la champaña.— No esperaba una pizca de madurez de una niña tan berrinchuda como lo es Lucía. Demasiado predecible — bostezo y río —, demasiado para mi gusto.— Ella es mejor que eso, había bebido demasiada champaña y…— Deja de justificarla en todo.— No lo hago.— Lo has hecho siempre.— Solo quería saber como estabas.— ¿A las 3 de la mañana? Es obvio que te viniste caminando o en algún punto te bajaste del auto para caminar, la dejaste sola en casa y con eso también dejaste a tu pequeño niño solo. ¿Qué pasa? — Creo que la odio — susurré y al fin la mire —. Creo que odio a Lucía.Entrecerró los ojos, me estaba analizando, me estaba leyendo, estaba metiéndose en mi cabeza y luego soltó el aire que no sabía que estaba conte
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53. ¡UPS!
POV. SEBASTIÁN.— ¡Mamá! — Lucía — la voz de la madre de Lucía era un delgado hilo lleno de dolor. —¿Qué sucedió? — Todo fue tan rápido hija, que aún no lo entiendo. Mis hombres no habían detectado nada, no sabían cómo el padre de Lucía se había escapado de su radar en un abrir y cerrar de ojos. Tenía a todos mis hombres buscando al imbecil que había dejado que todo esto pasara. Lucía consolaba a su madre mientras yo miraba desde lejos con un poco de impotencia, porque simplemente me di cuenta que no importaba que tanto lo intentara, proteger a Lucía de todo era muy difícil. —¡¿Qué haces aquí?! Eleonora se puso de pie, sus ojos estaban llenos de ira y sus puños cerrados a lado y lado de su cuerpo. Mis ojos y los de Lucía viajaron directo a donde la mirada acusadora de su madre miraba. Me puse un poco pálido, otro tanto molesto, pero sobre todo confundido.Antes de que cualquiera allí pudiera hacer cualquier movimiento camine directo hasta la elegante silueta de mi madre y la
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54. MIL PEDAZOS.
POV. SEBASTIÁN. — ¿Qué haces aquí?— Vine a estar con Lucía.— Ella no te llamó y tampoco te aviso sobre esto — vi como sus ojos pasaron de una confianza absoluta a mirar en otra dirección.— Eso no es asunto tuyo.— Claro que lo es, Lucía es mi esposa.— No por voluntad — volvió a mirarme y esta vez estaba casi riendo.— Lo más gracioso es que sabe que puede irse cuando quiera, pero aún así, es a mí a quién quiere a su lado — esta vez el que está sonriendo era yo, mientras que Dan borraba esa sonrisa fastidiosa. — ¿Con qué la estás amenazando está vez?— Tal vez no la he amenazado, tal vez solo le he dado buen sex0 — dije eso último pegando mi rostro al suyo.Dan dio varios pasos atrás y gruñó.— Sigues sin responder Doc. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo lo supiste primero que yo?— ¿Qué es lo que te molesta Sebastián? ¿Qué yo llegué primero o que yo sí puedo cuidar de Lucía de verdad?— Nunca podrías hacer ni la mitad de lo que yo he hecho por ella. — Eso es lo que tú crees.— No, eso es al
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55. ELLOS.
POV. NARRADOR. — ¡Más! ¡Más por favor! El fuego parecía danzar en medio de esos dos cuerpos que apenas si tenían una ligera capa de perlas de sudor, la avaricia del cuerpo había sido más grande y el deseo se estaba desbordando entre ellos dos.— ¡Milena, me vuelves loco! — Las estocadas eran duras, progresivas, sentidas, calientes.— ¡Haaa!Los gemidos eran ensordecedores, abrumante, lascivos, excitantes, cualquiera que escuchará a la pareja se tendría que detener a respirar un poco.Milena tenía sus manos enredadas en el espero pelo del hombre, mientras no dejaba de mirarlo, sus piernas estaban casi a lado y lado de su cabeza y él estaba profundamente metido entre ella, sus labios se unían y separaban para buscar aire. Él se enderezo un poco y se detuvo, respiró profundamente y con una mano la giró sobre el colchón, levantó el trasero de Milena un poco y la penetró sin decir nada, sus cuerpos nuevamente eran uno solo. Las caderas de Lucía se veían aún más amplias desde esa perspect
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56. LOS AMORES DE MENTIRAS.
"Quizá no era amor, tal vez, era esa pequeña necesidad de sentir algo diferente. Algo que marcara mi vida por completo" Mario Benedetti. POV. NARRADOR.— Lo siento, yo… estaba ebrio y ella… yo no pude… — Samuel estaba casi llorando de rodillas ante Milena.Ella por el contrario estaba demasiado calmada, demasiado tranquila y casi parecía que sonreía.Aunque sus ojos estaban tristes.— Samuel, está bien — dijo al fin y las palabras calmadas lo tomaron por sorpresa.Él simplemente sentía y sabía que la había engañado vilmente y sin escrupulo alguno. — Pero yo… Yo te traicione — dijo al fin.— No, no lo hiciste.— Milena.Parecía que las palabras allí entre ellos dos no existían, parecía que su aventura de años estaba por terminar, parecía que las cosas habían llegado a su fin.— ¿Hace cuanto paso? — Fue la única pregunta que Milena se atrevió a hacer, más que por curiosidad que por otra cosa.— En las vacaciones que tomamos junto a mis padres, yo bebí demasiado y ella también, nos
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57. LA RUBIA MISTERIOSA.
POV. NARRADOR.— Lo siento — la rubia tenía una sonrisa preciosa.Sebastián le entregaba los libros que por el impacto habían caído al suelo, mientras ella torpemente intentaba sacar de su bolso un pañito para limpiar la fina camisa del chico.— Déjame limpiarte, yo no…— Está bien — Sebastián sonrío, porque nunca antes había visto una mujer tan hermosa.Después de aquel aparatoso encuentro, Sebastián la buscaba por todas partes, en la cafetería, en el campus, en los pasillos y cada vez que la veía su corazón parecía que se quería salir de su pecho.Era una mujer hermosa y con una sonrisa honesta, pero él era un chico tímido y más bien siempre estaba usando esos lentes cuadrados que le daban un aire de nerd sofisticados, porque la masa de músculos no se iba.Trató de cruzarse con ella nuevamente, atravesarse en su camino, pero siempre la veía con ese chico de bata blanca que parecía más bien una sombra y el día que al fin decidió que era momento de hablarle, se acercó lo suficiente com
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58. LOS CHICOS ENAMORADOS.
POV. LUCÍA.Afuera la lluvía caía a cántaros, parecía que el cielo estaba llorando junto a mí.— Lu-Lucía — Sebastián me llamó y yo simplemente no podía dejar de mirar por la ventana.— Esa mañana me desperté con una jaqueca terrible — reí —. Sin embargo sobre la mesa, junto a la nota dejaste un vaso con agua y varios analgesicos.— Sí — Sebastián se quitó el saco y lo tiró a un lado de la habitación.Afuera aún era oscuro, eran casi las 4 de la mañana.— Toda mi vida ha sido una farsa — reí de nuevo, esta vez intentando limpiar las lágrimas silenciosas que no dejaban de caer de mis ojos.— Tu hijo no es…— Sabes de qué hablo — lo mire por fin.No se que había en mis ojos, pero Sebastián por primera vez dio dos pasos atrás para alejarse de mí, era la primera vez que parecía entender que yo necesitaba mi espacio.— Y aunque digas que no, mi hijo ni siquiera fue concebido como una persona normal. — Y yo… quisiera decir que lamento eso, pero no puedo, es lo mejor que me ha pasado en la v
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59. SIN DECORO.
POV. SEBASTIÁN.— Quédate quieta — le susurré a Lucía.Ella estaba de rodillas, desnuda, expuesta, mía, lleve sus brazos a su espalda y sus manos las juntó con sus tobillos, pase la tira de seda y enrede las 4 extremidades mientras ella gemía suavemente.— Por favor, Seb.— Shhhh.Bese suavemente uno de sus pechos y luego mordí el pez0n sin ser brusco. Mordí su cuello y me quedé allí lo suficiente como para dejar una linda marca. Me puse tras ella y deslice mis manos sobre sus pechos sin dejar de besar su cuello, masajeé y le dije tantas cosas obscenas como pude, tantas como venían a mi cabeza, todas las cosas que una vez imagine.Sí, definitivamente había imaginado cosas muy perversas con Lucía y las iba a hacer todas realidad, porque aunque habíamos tenido sex0 ahora tenía la libertad de enfocarme en lo que yo quería.La tomé del pelo con fuerza y tiré hacía atrás, la besé y mi mano derecha bajó hasta sus labios expuestos y frágiles, mi dedo se deslizó por en medio de ella y quedó em
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60. EL TIEMPO.
POV. LUCÍA.— ¡Más! — Gemí sobre los labios de mi esposo.Sí, decir esposo se sentía diferente ahora, se sentía genial, divertido, cálido, seguro y sobre todo me hacía sentir feliz.Por fin podía tener eso que siempre había querido de Sebastián, justo como lo soñé el día que caminé hacía el altar y lo vi con sus ojos brillantes, me lamentaba por el tiempo perdido, pero estaba dispuesta a recuperarlo. Aunque parecía que las 24 horas eran insuficientes y con el trabajo y con el bebé y todo lo demás que estaba pasando a nuestro alrededor, las cosas eran más bien frenéticas. — Dilo — Seb estaba hundiéndose en mí violentamente y yo tenía mis manos apoyadas en el cristal de la ducha.— ¡Carajo! — Gemí.— Lu, dilo — amaba la voz demandante de Sebastián.— Tu-tuya — solté al fin y sus manos rodearon mi cuello apretando con fuerza, dejándome un poco sin aire, pero sin ser agresivo.Amaba a ese hombre.Mientras más me hacía el amor, más mi mente se llenaba de todos esos buenos y bellos recuerd
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