Giselle Pasamos semanas en la capital de Emiratos Árabes Unidos. Nos dedicamos a tomar unas vacaciones como luna de miel, fue algo placentero y fácilmente podría decir que estaba sonriendo. Esos días Matthias me había hecho olvidar todo. Me había hecho olvidar el por qué de casarnos. Recorrimos calles, tiendas, museos, playas y hoteles. Y la mayor parte de esos recorridos la pasé gimiendo con él entre mis piernas. Estaba feliz.Pero ahora mismo acabamos de llegar al puerto Americano. No sabía el dinero que en realidad tenía hasta que me presentó varios yates que tenía en su espacio del puerto. Eran inmensos y lujosos. Y todos eran suyos. Me quede boquiabierta. Es cierto que Richard tenía millones, pero en realidad no los gastaba en esas exageraciones, no como el árabe. Y el trayecto en mar fue extraordinario. Él y yo solos. El primer día conocí al capital del yate, pero no lo volví a ver nuevamente pues era demasiado grande y escuché decir a Matthias que le había prohibido ciertas
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