—Te he sometido, Génesis, y mientras yo lo decida así, tu, me perteneces…tus ojos me dicen que me odias, pero también me ven con adoración. Si no deseas sufrir este tormento, toma la daga de tu humano y entiérrala en mi pecho. Solo así, podrás liberarte de mí. — incitaba Artem sin dejar de mirar a Génesis directamente a los ojos.Aquella loba albina, sostenía aquella daga consagrada en sus manos. Un golpe certero en el corazón, y todo habría terminado.Empujando a Artem lejos de ella, Génesis guardo aquella daga dentro de sus ropas, y miró al debilitado Artem con desprecio.— No voy a darte el gusto de morir por mi mano. Si tanto deseo tienes de visitar el otro mundo, te sugiero que busques otra manera de suicidarte. No voy a ensuciar mis manos con tu sangre. — dijo Génesis con orgullo.Artem sonrió.— Cuando te tuve, jamás mostraste tan formidable carácter, tan solo te sometías mi voluntad. — admitió el Alfa.— Aquella Génesis tan solo conocía ser la Luna de su Alfa, pero mi yo prese
Leer más