185. Los cazaremos
NicklausEstoy sentado en la sala de reuniones, rodeado de los alfas más poderosos de todas las manadas, pero mi atención está completamente enfocada en Sofía. Ella está de pie frente a nosotros, pálida y con una mirada perdida, como si en cualquier momento pudiera derrumbarse. Tarkin, como siempre, se mantiene a su lado, rígido y protector, alejando con su presencia a los que intentan presionarla. Puedo ver la tensión en sus mandíbulas, el leve temblor de sus manos, pero su voluntad de hierro es evidente. A su lado, Penelope, con su calma habitual, está lista para intervenir si es necesario. Pero hoy, todo lo que quiero es obtener respuestas, sin destruir lo poco que queda de la fortaleza de Sofía.Cuando le toca el turno de hablar, su voz es suave, casi inaudible al principio. La habitación está en silencio absoluto, y es como si el aire se hubiera vuelto denso, cargado de incertidumbre. —Están locos,— empieza a decir, tragando saliva. —Los hechiceros… no solo quieren dominar el m
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