Cariñitoooos se viene la guerra!
NicklausLa guerra ha llegado.El viento frío de la mañana sopla a través del campamento, llevando consigo el murmullo del río cercano y el crujido de las hojas bajo las botas de los guerreros. A mi alrededor, el campamento está vivo con actividad, pero hay una sensación palpable de lo que está por venir. La guerra final se aproxima, y lo sé en lo más profundo de mis huesos.Me aparto del grupo por un momento, caminando hacia los límites del bosque para tomar un respiro. A cada paso, siento el peso de la responsabilidad aplastándome. Los hombres y mujeres que se preparan para la batalla confían en mí. Mi manada confía en mí. Mis amigos y mi familia, todos cuentan con que los guíe hacia la victoria, pero no puedo evitar la sensación de que los estoy fallando. Que los estoy conduciendo hacia su posible final.—Estás cargando demasiado, Nick,—la voz suave de peaches rompe el silencio, y no tengo que girarme para saber que está ahí. Ella siempre sabe cuándo me estoy ahogando en mis prop
PenelopeLa madrugada ha llegado.El aire frío de las primeras horas se cuela por el campamento, mientras cada uno de los alfas reúne a sus guerreros para la batalla. No he vuelto a despedirme de los niños, aunque lo he pensado varias veces. Pero sería demasiado doloroso, y no puedo soportar otra despedida. No cuando el peso de lo que está por venir me oprime el pecho como una roca.Camino junto a Nick hacia donde Tarkin ya está preparado, su figura imponente resaltando contra el cielo apenas iluminado por el amanecer. A medida que nos acercamos, él nos recibe con una pequeña sonrisa, una que no logra ocultar del todo la preocupación en sus ojos.—¿Listos?— pregunta, su voz calmada pero cargada de expectativas.Entrelazo mis dedos con los de Nick, buscando en su toque una fuerza que me ayude a mantenerme en pie. —Sí, lo estoy.Nick asiente y, con su tono decidido, añade, —Vamos a acabar con el mal de una vez por todas. Todos nos merecemos un momento de paz.Sus palabras resuenan en
NicklausEl campo de batalla es un caos de gritos, rugidos y explosiones. Los lobos de las manadas se están lanzando con todo lo que tienen, sus cuerpos ágiles y mortales moviéndose como un ejército sincronizado. Veo a nuestros guerreros cubriéndose las espaldas unos a otros, destrozando a los hechiceros que intentan avanzar, pero incluso con su fortaleza, el número de enemigos parece infinito.Mi cuerpo se mueve instintivamente, esquivando ataques de energía oscura mientras mis garras atraviesan la carne y los huesos de los hechiceros más cercanos. "Debemos llegar al rey." Ese pensamiento sigue repitiéndose en mi mente, martillando con cada golpe que doy, con cada vida que arrebato. Si no llegamos a él antes de que llegue a la montaña, todo habrá sido en vano.Blake lucha a mi lado, como otras tantas veces, sus mandíbulas cerrándose alrededor de un hechicero que intenta lanzarnos una bola de energía. —¡Sigamos avanzando!— grito entre dientes, lanzando el cuerpo del hechicero al su
PenelopeMe lanzo hacia adelante sin mirar atrás, alejándome de Nick, Blake, Tarkin y Sofía. No puedo arriesgarlos más. Si el rey hechicero llega a la montaña, será el fin. Lo sé, y ellos también lo saben. Pero mi promesa a Nick me pesa, más de lo que me gustaría admitir. Le dije que no me lanzaría sola a esto, que no sería imprudente. Y aquí estoy, corriendo directamente hacia el peligro.Pero es solo para ganar tiempo, me repito en mi mente. Sé que ellos van a alcanzarme, pero juntos no íbamos a poder avanzar con rapidez. Necesito frenar al hechicero.Cada paso que doy me acerca más al rey hechicero, y la sensación oscura que emana de él se hace más intensa, como si una sombra opresiva me envolviera. Pero no me detengo. No puedo.Mi respiración se acelera mientras me acerco. La luz del día, que debería debilitarlo, parece apenas afectarlo. Al menos por ahora. Pero eso no me detendrá. Debo frenarlo, aunque solo sea por unos momentos, hasta que Nick y los demás lleguen.—¡Rey hechicer
NicklausCorro tan rápido como puedo, pero parece que el maldito tiempo se detiene. La batalla ruge a mi alrededor, los hechiceros están debilitados por la luz, pero no lo suficiente para que esto sea fácil. La magia oscura sigue envolviendo todo, las sombras se enroscan como serpientes, y a cada paso que doy, siento su presencia pegajosa. Pero nada me importa más que una cosa: Penny.La veo a lo lejos, su figura pequeña pero poderosa enfrentándose al rey hechicero. Mi corazón se congela en el momento en que veo su cuerpo caer de rodillas, golpeada por una oleada de magia oscura. Mi mente se nubla por completo. Solo puedo pensar en llegar hasta ella. ¿Está herida? ¿Está... viva?—¡Penny!— grito, sintiendo cómo mi garganta se quiebra con el esfuerzo. Pero el sonido de la batalla ahoga mi voz. Corro con todo lo que tengo, esquivando los ataques de los hechiceros que me rodean. Blake y Tarkin están a mi lado, abriéndose paso entre la oscuridad con sus garras y dientes. Sofía sigue lan
NicklausEl campo de batalla está en silencio ahora, con solo el crujir de las hojas y el susurro del viento rompiendo la quietud. Las sombras oscuras han desaparecido, pero la tensión aún cuelga en el aire. Me apoyo contra un árbol, el dolor en mi cuerpo es constante, pero lo que más pesa es la culpa que siento arder en mi pecho. Me aparté de Nick cuando más lo necesitaba, rompí mi promesa de mantenernos unidos, y aunque vencimos al rey hechicero, sé que no puedo ignorar lo que hice.Nick está junto a mí, su mano cálida envolviendo la mía, su respiración aún agitada por la batalla, pero su mirada fija en el horizonte. Me cuesta mirarlo directamente; hay tantas cosas que quiero decir, pero las palabras se atascan en mi garganta.—Nick... lo siento,— susurro finalmente, mis dedos apretando su mano. —No debí haberme alejado de ti. Actué impulsivamente y rompí mi promesa.Él gira hacia mí, su expresión severa suavizándose. Por un momento, me siento vulnerable, esperando su respuesta, tem
Penelope El campamento de guerra se está desmoronando poco a poco, y las manadas empiezan a retirarse hacia sus territorios. Miro alrededor, observando cómo cada uno de los guerreros, ya agotados y heridos, recoge lo poco que queda de sus pertenencias. El aire, aunque aún cargado de tensión, empieza a despejarse de la opresión que nos había acompañado durante días. Siento un nudo en la garganta, no por la victoria, sino por lo que dejamos atrás. Finalmente, la guerra ha terminado. Pero la batalla dentro de mí aún no se ha extinguido por completo.Me encuentro de pie, inmóvil, viendo cómo algunos abrazan a sus seres queridos. Las sonrisas tímidas entre los que lograron sobrevivir son el único vestigio de alegría en este caos. Nick, a pocos metros de mí, está hablando con algunos de los alfas que lideraron este conflicto junto a nosotros. Su postura es tan imponente como siempre, pero puedo ver el cansancio en sus ojos. Ha cargado con tanto, por mí, por nuestra familia, por nuestras man
PenelopeEl aire dentro de la cueva es denso, casi sofocante. La oscuridad que nos envuelve se siente viva, como si observara cada uno de nuestros movimientos. Los pasos de Nick y los míos resuenan en las paredes de piedra, un eco que se extiende hacia lo profundo. La figura de la mujer sigue allí, inmóvil, esperándonos al final del túnel.A medida que nos acercamos, siento cómo una corriente fría recorre mi espalda. Miro a Nick de reojo, buscando alguna señal de que él también la perciba. Sus ojos permanecen fijos en la figura, la mandíbula tensa, pero no dice nada.Cuando estamos lo suficientemente cerca para distinguir mejor a la mujer, veo que es alta, con una piel tan pálida que parece casi translúcida bajo la tenue luz. Sus ojos brillan con una intensidad sobrenatural, y su cabello largo cae en cascada negra sobre sus hombros. Lleva una túnica simple, pero en su cuello, puedo ver un colgante que parece brillar con un poder antiguo.—Los estaba esperando —su voz es suave, pero res