Segundo del día, cariñitos!!! Sé que es muy tarde, pero al fin pude subirlo!
NicklausEl campo de batalla está en silencio ahora, con solo el crujir de las hojas y el susurro del viento rompiendo la quietud. Las sombras oscuras han desaparecido, pero la tensión aún cuelga en el aire. Me apoyo contra un árbol, el dolor en mi cuerpo es constante, pero lo que más pesa es la culpa que siento arder en mi pecho. Me aparté de Nick cuando más lo necesitaba, rompí mi promesa de mantenernos unidos, y aunque vencimos al rey hechicero, sé que no puedo ignorar lo que hice.Nick está junto a mí, su mano cálida envolviendo la mía, su respiración aún agitada por la batalla, pero su mirada fija en el horizonte. Me cuesta mirarlo directamente; hay tantas cosas que quiero decir, pero las palabras se atascan en mi garganta.—Nick... lo siento,— susurro finalmente, mis dedos apretando su mano. —No debí haberme alejado de ti. Actué impulsivamente y rompí mi promesa.Él gira hacia mí, su expresión severa suavizándose. Por un momento, me siento vulnerable, esperando su respuesta, tem
Penelope El campamento de guerra se está desmoronando poco a poco, y las manadas empiezan a retirarse hacia sus territorios. Miro alrededor, observando cómo cada uno de los guerreros, ya agotados y heridos, recoge lo poco que queda de sus pertenencias. El aire, aunque aún cargado de tensión, empieza a despejarse de la opresión que nos había acompañado durante días. Siento un nudo en la garganta, no por la victoria, sino por lo que dejamos atrás. Finalmente, la guerra ha terminado. Pero la batalla dentro de mí aún no se ha extinguido por completo.Me encuentro de pie, inmóvil, viendo cómo algunos abrazan a sus seres queridos. Las sonrisas tímidas entre los que lograron sobrevivir son el único vestigio de alegría en este caos. Nick, a pocos metros de mí, está hablando con algunos de los alfas que lideraron este conflicto junto a nosotros. Su postura es tan imponente como siempre, pero puedo ver el cansancio en sus ojos. Ha cargado con tanto, por mí, por nuestra familia, por nuestras man
PenelopeEl aire dentro de la cueva es denso, casi sofocante. La oscuridad que nos envuelve se siente viva, como si observara cada uno de nuestros movimientos. Los pasos de Nick y los míos resuenan en las paredes de piedra, un eco que se extiende hacia lo profundo. La figura de la mujer sigue allí, inmóvil, esperándonos al final del túnel.A medida que nos acercamos, siento cómo una corriente fría recorre mi espalda. Miro a Nick de reojo, buscando alguna señal de que él también la perciba. Sus ojos permanecen fijos en la figura, la mandíbula tensa, pero no dice nada.Cuando estamos lo suficientemente cerca para distinguir mejor a la mujer, veo que es alta, con una piel tan pálida que parece casi translúcida bajo la tenue luz. Sus ojos brillan con una intensidad sobrenatural, y su cabello largo cae en cascada negra sobre sus hombros. Lleva una túnica simple, pero en su cuello, puedo ver un colgante que parece brillar con un poder antiguo.—Los estaba esperando —su voz es suave, pero res
NicklausEl viento del desierto acaricia mi rostro mientras observo a Penelope abrazar a Tarkin, Bruno y Sofía. Sus lágrimas brillan en sus ojos, pero su sonrisa es sincera, llena de gratitud y algo de dolor por la despedida. Se ve pequeña entre los brazos de Bruno, pero la fuerza que irradia la hace parecer imparable. Bruno la sostiene con tanto cuidado que parece temer que se rompa, mientras Sofía, al otro lado, le acaricia el cabello. Tarkin permanece de pie junto a ellos, observando en silencio, pero con una mirada suave que nunca antes le había visto.—Gracias por todo lo que hiciste por Penelope —le digo, acercándome a él. Mis palabras salen más profundas de lo que esperaba. El hombre que tengo frente a mí no es solo el líder de una manada; es alguien que entendió el valor de Penny antes incluso que yo mismo.Tarkin me mira y asiente lentamente. Su mano se posa en mi hombro, firme pero con una calidez que no esperaba.—No tienes nada que agradecer, Nick. —Su voz es baja, cargada
NicklausCuando el auto atraviesa la entrada de la manada, puedo sentir cómo la tensión en mi cuerpo aumenta. Mi corazón late con fuerza mientras nos acercamos a la mansión. Mi mansión. Los recuerdos de todo lo que alguna vez fue mío se arremolinan en mi mente. El rugido del motor se detiene justo en frente de la entrada, y una oleada de miradas nos envuelve. Puedo sentir los ojos de los miembros de la manada sobre nosotros, miradas curiosas, sorprendidas... y algunas llenas de resentimiento.El ambiente es denso, cargado de expectativas y murmullos que se propagan como el viento entre los lobos que empiezan a rodearnos. Entonces, siento la mano de Penny posarse suavemente sobre la mía. Su toque es firme, cálido. Su voz baja, pero llena de determinación, me envuelve.—Estamos juntos en esto —dice, sus ojos fijos en los míos, transmitiéndome su fortaleza—. Tú eres el alfa, recuérdaselos.Sus palabras me llenan de valor. Asiento, absorbiendo su energía y dejando que fluya por mis venas.
Penelope La aparición de la diosa me deja sin aliento. Mi mente apenas puede procesar lo que estoy viendo: la diosa Luna está aquí, en medio de nuestra manada, proclamando a Nick como "el alfa de los alfas". Miro a Nick, y siento una oleada de orgullo y asombro; la diosa ha venido personalmente para reafirmar su lugar, para devolverle lo que siempre ha sido suyo.Mi corazón late con fuerza mientras escucho sus palabras resonar, firmes y justas, dejando claro que Kalios ha estado ocupando un puesto que nunca le perteneció.Kalios retrocede, su rostro palideciendo ante la presencia de la diosa. Sabe que está en una posición precaria. Pero entonces, uno de los ancianos, el mismo que había hablado antes, se adelanta. La rabia emana de él mientras dice con osadía:—Usted podrá ser la diosa, pero no sabe nada de lo que pasa aquí. ¿Cuándo ha ayudado en nuestros problemas? —Su tono es descarado, lleno de desprecio.Puedo sentir la tensión en el aire, la magia de la diosa creciendo a nuestro a
NicklausLa votación está en marcha, y el aire a mi alrededor está cargado de tensión. Puedo sentir la expectativa de la manada, las miradas de cientos de lobos puestas en nosotros, sus líderes. Un lobo, uno de los ciudadanos, se ofrece para hacer el recuento de votos. Me parece justo que no sea ni del consejo ni alguien cercano a mí. Evita conflictos innecesarios y asegura transparencia.Espero con paciencia mientras el lobo cuenta las papeletas. Mi mente, sin embargo, no puede dejar de pensar en todo lo que hemos pasado para llegar hasta aquí. Miro a Penny, que está junto a mí, su postura firme y su mirada serena. Es la luna que siempre imaginé. Con ella a mi lado, todo parece más fácil, más claro. Siento un orgullo inmenso que apenas puedo contener.Finalmente, el lobo se gira hacia nosotros, y su expresión lo dice todo. Casi un 90% ha votado a nuestro favor. La mayoría de la manada me ha elegido como su alfa. Un suspiro de alivio pasa por la multitud, y en sus ojos veo algo que hab
Penelope Hoy es el día.Un mes y medio ha pasado desde que Nick volvió a tomar el control de la manada y desde que fui nombrada luna. Todo ha vuelto a su cauce; la calma y la estabilidad reinan entre nosotros, pero mi vida no ha dejado de moverse. Ser la luna es una responsabilidad que he tomado muy en serio. Me aseguro de que todos estén bien, de que cada miembro de la manada sienta mi presencia y apoyo. Pero hoy... hoy es diferente. Hoy se trata de mí, de nosotros.Hoy es el día en que finalmente me casaré con Nick.Miro mi reflejo en el espejo mientras Lila termina de arreglar mi cabello. Me siento nerviosa, emocionada, pero sobre todo, en paz. Es el momento que hemos esperado durante más de dos años, desde el primer día en que nos prometimos el uno al otro, a pesar de todo lo que nos separaba en aquel entonces. Hoy, todo eso queda atrás.—Estás preciosa, Penelope —dice Lila con una sonrisa radiante mientras coloca las últimas flores blancas en mi cabello—. No puedo creer que final