La primavera de los tortolos: Cuarta parte.
Maggi apenas pudo dormir esa noche. El eco del pequeño, pero significativo beso que Hyunjae le había dado seguía rondando en su mente, como un suave murmullo que no la dejaba en paz. Tumbada en la cama, se llevó la mano a los labios, reviviendo la sensación de aquel contacto fugaz. Recordó cómo, durante su estancia en casa de sus padres, ambos se habían acercado más. Había habido gestos de cariño entre ellos: roces de manos, miradas cómplices... Pero un beso, eso era diferente. Este había sido el primero, y aunque apenas había durado un suspiro, había dejado una marca profunda en su corazón. Quería otro, se sorprendió pensando, mientras la oscuridad se cernía a su alrededor y sus pensamientos se mezclaban con los sonidos nocturnos de la ciudad.Al amanecer, el sol se filtró tímidamente a través de las cortinas de su ventana, arrastrando a Maggi de vuelta a la realidad. Se levantó de la cama con movimientos lentos, todavía atrapada en la bruma de sus pensamientos. Tenía que prepararse
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