—Después de casarte conmigo, dejarás tu trabajo y te quedarás en casa cuidándome. Además, ¡dentro de un año me darás un hijo varón! No quiero una hija, necesito un niño como heredero de la familia —dijo el hombre con arrogancia.Valeria Quiróz miró a su cita, quien se trataba de un hombre de mediana edad, con una calva incipiente, una barriga prominente, y de casi cuarenta años.Su madrastra, Clara Maldonado, realmente temía que no se casara, así que la obligaba a conocer, incluso, a hombres tan despreciables y mayores como aquel.El hombre, inicialmente disgustado por el oscuro maquillaje de Valeria, notó su figura esbelta y buen porte, pensando que desnuda se vería muy atractiva.— ¿Cuál es tu altura sin tacones? —preguntó.—Un metro sesenta y ocho —respondió Valeria, con indiferencia, mientras revolvía su café con aburrimiento.—Está bien, es una buena altura para mí. Mido casi un metro ochenta, así que nuestra diferencia de altura es perfecta para una pareja —repuso el hombre
Leer más