Valeria miró a Víctor y torció la cabeza, quien, gracias a la complicidad de años, entendió de inmediato lo que Valeria quería decir. Rápidamente, se aclaró la garganta, se ajustó el auricular Bluetooth que solía llevar en la oreja izquierda y, con una expresión imperturbable en el rostro, se acercó a Xavier y a Valeria.—Jefe, fue realmente incómodo —dijo con la voz, ligeramente más baja, hablar por teléfono—. Acabo de quejarme de Xavier y él mismo me escuchó. Sí, Xavier fue quien se llevó la pintura que te gustaba. Pero mejor olvídelo, déjesela. Esteban tiene más que solo Bandada de gansos en el otoño tardío. Ya compraremos algo más en el futuro. Diciendo esto, Víctor se alejó.Valeria, con sus grandes ojos, miró a Xavier y levantó ligeramente las cejas de manera inocente. —Sr. Palacios, parece que alguien está siendo regañado por su culpa.Xavier, con una mirada pensativa, concentró su atención en Valeria, con un deje de inquisición en su mirada. —¿Ustedes dos no se conoc
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