BennettLa llegada a Francia es en cuestión de horas, en las cuáles pasamos por diversas pistas para no ser rastreados por nadie. Casi a mediodía pisamos tierra francesa, eso lo puedo reconocer fácilmente. Por esa misma razón es que nunca se encontró ninguna huella que nos sirviera para identificar rutas o movimientos de esta gente. Tienen filtro tras filtro. Se mueven entre sombras y cuando estas parecen acabar, hay más. Muchos se muestran recelosos al verme, pero me importa una puta mierd@ el que maquinen diversas maneras de matarme, fácil no la tienen. Desean cortarme la cabeza, lo han intentado antes y aquí estoy en medio de todos como el hijo de puta que siempre he sido. Le temen a quien está afuera sin saber que alguien igual o peor está aquí, justo a su lado. Peor que ellos incluso. Porque mientras creen que pueden sorprenderme con su mierd@, no me causan una sola impresión.—Por aquí, Ben—, me llama Vera, poniendo la mano en mi espalda para que camine a su paso. Su cabeza
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