No logré controlarme. La necesidad me abrumaba, así que me encerré en el baño para tocarme a gusto, sin hacer ruidos. Con manos temblorosas, procedí a bajar mis bragas, dejando al descubierto mi piel. Primero, masajeé mi clítoris suavemente, sintiendo cómo el placer crecía con cada movimiento circular de mis dedos. Mis pensamientos se llenaban de Alex, su rostro, su tacto, su voz. La intensidad de mis sensaciones aumentaba, y comencé a buscar mi entrada con uno de mis dedos, explorando lentamente. No lograba quitar la imagen de Alex de mi cabeza. Los recuerdos se agolpaban en mi mente, tanto de la última vez que estuvimos juntos como de la primera. Los gemidos amenazaban con escapar, y debí llevar mi mano libre a mis labios para sofocarlos, evitando alarmar a alguien.Cuando finalmente terminé, sentí una mezcla de alivio y culpa. Me duché, dejando que el agua caliente relajara mi cuerpo y aliviara el calor que aún sentía en mi piel. Después de secarme, me cambié de ropa, eligiendo alg
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