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Todos los capítulos de Destino Impuesto: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo 29 —lo que no fue, no fue
Capítulo 29 —lo que no fue, no fueNarrador:El día de la boda había llegado al fin. Janina se encontraba junto a Natalia en la espaciosa habitación designada para vestir a la novia, rodeada por el bullicio de la preparación de la boda. Mientras la modista de Natalia ajustaba el vestido de novia con manos expertas, Janina observaba con admiración y nerviosismo, consciente de la importancia de ese momento para su amiga.—Estás deslumbrante —exclamó Janina, con una sonrisa temblorosa en los labios, mientras ayudaba a acomodar el velo de encaje sobre los rizos oscuros de Natalia —Maxi no sabrá qué hacer cuando te vea, seguro que el muy bobo queda con la boca abierta balbuceando palabras sin sentido —bromeó tratando así de calmar el nerviosismo que reinaba en el ambiente. Natalia rió, pero sus ojos reflejaban una mezcla de nervios y ansiedad—Espero que al menos pueda decir “si acepto” —y rieron —¡Estoy tan emocionada y asustada al mismo tiempo! —Janina asintió con simpatía, compartiendo
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Capítulo 30 — lo pensaré
Capítulo 30 — lo pensaréNarrador:Luego de la ceremonia, los novios, Natalia y Maximiliano, salieron del altar entre aplausos y felicitaciones, robándose toda la atención de los presentes. Como padrinos, Janina y Sebastián volvieron a tomarse del brazo para seguir a los recién casados, pero esta vez, el peso de las miradas no estaba sobre ellos. La atención de los invitados se centraba en los recién casados, lo que les brindaba un poco de alivio. Sin embargo, Janina sabía que el banquete que seguía después de la ceremonia traería consigo nuevas tensiones y desafíos. Aunque por un momento pudieran sentirse liberados del escrutinio público, la situación entre ellos seguía siendo complicada y llena de incertidumbre. Cada paso hacia el banquete, Janina se preparaba para enfrentar una nueva fase de la noche, llena de desafíos y dilemas personales. Finalmente salieron de la iglesia, en medio de una atmosfera cargada de tensión, entre las miradas curiosas y las sonrisas hipócritas de los fa
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Capítulo 31 — ahí, parado como un tonto
Capítulo 31 — ahí, parado como un tontoNarrador:La fiesta ya estaba en pleno apogeo, los novios habían llegado y hecho todo lo que la formalidad esperaba de ellos, así que ahora solo tocaba disfrutar así como todos los invitados. Janina y Sebastián llegaron, como obligaba la tradición, antes que los novios, pero solo por escasos minutos, ya que la parada que habían hecho, los había retrasado un poco. Aunque no eran los homenajeados, su presencia no pasó desapercibida. Las miradas curiosas y los susurros a su paso crearon una atmósfera cargada de tensión. Sebastián no soltaba la mano de Janina, como si quisiera asegurarse de que ella no se escapara. Cada vez que intentaba liberarse discretamente, Sebastián apretaba su agarre con más fuerza, estaba claramente decidido a mantenerla a su lado.—No te escapes, Janina. Aún no hemos bailado juntos —le murmuró por lo bajoJanina sintió un escalofrió recorrer su espalda ante la insistencia de Sebastián. Sabía que no podía resistirse mucho ti
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Capítulo 32 — luego puedes investigar
Capítulo 32 — luego puedes investigarNarrador:—¿Porque mejor no nos dejamos de preámbulos y me llevas a la cama que es lo que en realidad quieres?—¿Y tú? —preguntó con sorpresaPero ella en lugar de responderle se dirigió al dormitorio principal, se detuvo en la puerta y se quitó los zapatos—¿Te vas a quedar ahí parado como un tonto o me ayudarás a quitarme la ropa?Sebastián sonrió de medio lado y se dirigió hacia ella. Se acercó muy lentamente hasta pegarse a su cuerpo, ella permanecía de espaldas a él, inmóvil. Entonces apoyó sus manos sobre los hombros desnudos de Janina generándole un espasmo, sintió como se estremecía al tiempo que su respiración se volvía arrítmica. La presión que ejercían las manos de Sebastián sobre la piel de Janina hacía que su cuerpo reaccionara y levantara temperatura, al punto de sentirlo arder. Pero cuando sintió el calor de los labios sobre su cuello, las piernas se le aflojaron y casi cae, a lo que Sebastián tuvo que sujetarla por la cintura—Tran
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Capítulo 33 — Una ducha fría
Capítulo 33 — Una ducha fríaJanina:Una vez dentro comenzó un vaivén acompasado. El ritmo era marcado por sus gemidos.—Realmente te disfruto mucho, Janina —me dijo entre jadeos, pero yo no podía responderle, solo me quejaba, no de dolor sino de placer. Sus manos apretaban mi piel dejando la marca. De pronto me giró y quedé sobre él, se sentó y me abrazó mientras seguíamos acoplados aún, el ruido de nuestros cuerpos sudorosos chocando el uno con el otro y los gemidos, era el único sonido en la habitación. Me estaba llevando al cielo otra vez, así que tiré mi cabeza hacia atrás y grité, grité como una loca mientras me corría por culpa de su miem*bro, una segunda vez. Sonrió satisfecho y volvió a girar en la cama, salió de mí y se me puso por detrás, pensé que iba a meterse por un nuevo lugar, pero no lo hizo, volvió a meterse en mí por el mismo sitio, pero la sensación fue diferente, se sintió muy intensa, quedamos de lado en la cama y, mientras murmuraba un montón de palabras, seguía
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Capítulo 34 — hoy no, pero mañana sí…
Capítulo 34 — hoy no, pero mañana sí…Narrador:Luego de darse una ducha, Janina decide que no quiere tener esa conversación con Sebastián, al menos, no esa noche, por lo que se envolvió en una toalla y se asomó a la cocina, donde él estaba comiendo algo que se había preparado—¿Te sirvo un plato, tienes hambre? —le preguntó con una amabilidad que Janina desconocía en él—No, muchas gracias, si no te molesta preferiría dormir, estoy muy cansada —trataba de huir—Por supuesto, en el primer cajón de la cómoda hay una sudaderas mías, usa la que quieras, pues no quedó ropa tuya en la casa, te la llevaste toda —sonrió —duerme en mi cama, tu dormitorio no ha sido aseado, pues no te esperaba, yo dormiré aquí en el sofá —trataba de ser gentil y sobre todo respetar su espacio—No seas tonto, Sebastián, acabamos de tener se*xo como dos animales en celo y ¿vas a dormir en el sofá? —respondió tratando de ser espontánea y natural—Ok, termino de comer y te alcanzo en la cama—Bien…Janina asintió
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Capítulo 35 — ¿Odiarnos?
Capítulo 35 — ¿Odiarnos?Narrador:Sebastián y Janina se sientan a desayunar en la cocina. El ambiente está cargado de tensión después de la intensa noche que pasaron juntos. Janina mira fijamente su taza de café, perdida en sus pensamientos, mientras él la observa con una expresión entre esperanza y ansiedad. El silencio entre ellos es incómodo, roto solo por el sonido de las cucharas chocando contra las paredes de las tazas. Ella toma un sorbo de café, tratando de disipar la incomodidad que llena la habitación.—Janina, entiendo que te asuste lo que te dije —finalmente fue Sebastián quien rompió el silencio —pero necesito que comprendas que estoy dispuesto a hacer que esto funcione. Podemos aprender a amarnos, a construir una relación real —Janina levantó la mirada hacia él, sus ojos reflejaban una mezcla de incredulidad y asombro—Tú no puedes prometerme amor en el futuro como si eso fuera algo seguro. El amor no funciona así, no se puede forzar ni prever. Además, ¿cómo podría conf
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Capítulo 36 — Caprichosa
Capítulo 36 — CaprichosaNarrador:Sebastián se despierta lentamente, sintiendo el cálido resplandor del sol del mediodía en su rostro. Con un suspiro, abre los ojos y se encuentra solo en la cama. El lugar donde estuvo Janina antes ahora está vacío, y una sensación de angustia se instala en su pecho. Se sienta en la cama y mira a su alrededor, esperando ver algún rastro de ella, tal vez su ropa o alguna pertenencia. Sin embargo, en la habitación no hay signos de su presencia. Se levanta y comienza a revisar la casa, pero está en su lugar, como si Janina nunca hubiera estado allí, una sensación de tristeza se apodera de él mientras se da cuenta de que ella se ha ido. Aunque sabía que esa posibilidad existía, tenía la esperanza de que desistiera y se quedara con él. Se acerca a la encimera y encuentra una nota allí, escrita en una servilleta con un lápiz de labios rojo, el que llevaba en sus labios esa noche. La nota no decía mucho, solo un “No me llames, gracias por todo” y el sello d
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Capítulo 37 — Una sorpresa tal vez no tan grata
Capítulo 37 — Una sorpresa tal vez no tan grataNarrador:Sebastián, se pone al fin al frente de la empresa familiar y está inmerso en el mundo de los negocios, lejos se encuentran sus años de play*boy irresponsable. Ahora su día a día está marcado por interminables reuniones, llamadas telefónicas y decisiones estratégicas. Como Director Ejecutivo, se esfuerza por mantener el éxito de la empresa, enfrentándose a desafíos constantes y buscando nuevas oportunidades para el crecimiento y la expansión. A pesar de hacer lo posible por llegar exhausto a la noche, entre el trabajo y el gimnasio, no puede evitar sentirse solo en su vida personal, especialmente luego de la partida de Janina, donde se despide con esa escueta nota. Los primeros tiempos trató de retomar una activa vida nocturna, pero al final la encontró vacía y sin sentido, por ello se abocó a lo que se esperaba de él, convertirse en un exitoso CEO.Por otro lado Janina se encuentra inmersa en su vida universitaria. Estudia dili
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Capítulo 38 — Por fin una buena noticia
Capítulo 38 — Por fin una buena noticiaJanina:No había vuelto a ver a Sebastián, si bien, los primeros días, tuve un sinfín de llamadas, que no atendí y mensajes que no respondí, ahora reinaba el silencio entre él y yo. Inclusive supe que estuvo en la ciudad, muy cerca de la universidad, me lo dijo Naty, pero no me buscó, tampoco yo lo hice, creo que fue lo mejor. Había escuchado muchas veces los mensajes dejados en mi buzón “Janina, no crees que ya fue suficiente castigo para ambos, tenemos que hablar, esto no puede quedar así…”, se repetían una y otra vez, sino iguales, muy similares, así como los mensajes de texto o de voz. Yo había tenido muchas veces el dedo en el botón de borrar, pero, por algún motivo que desconozco, no lograba hacerlo, es más leerlo o escucharlo me daba calma. En eso estaba, con mis auriculares metidos en las orejas, escuchando a Sebastián susurrar mí nombre mientras hacía esa especie de súplica, cuando al doblar la esquina del edificio del campus prácticame
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