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Todos los capítulos de Destinada a los brazos del Angel. : Capítulo 111 - Capítulo 120
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Capítulo 111.
El derrumbe había dejado a todos atrapados en un espacio reducido, la presión de las paredes acababa con el poco oxígeno. Con el polvo aún suspendido en el aire y la luz que les brindaba la mínima visibilidad les dificultaba ver más a fondo lo que tenían de frente. Anthony sentía su abdomen goteando y aún así, lo único que movía sus sentidos era interponerse entre el peligro y su esposa. Nevin también se sumaba a quienes estaban heridos. Sus respiraciones entrecortadas resonaban en el silencio tenso. Finalmente, el enfrentamiento cara a cara entre dos bandos que no conocían la palabra “débil” se había dado.Anthony, con una sonrisa torcida, no sabía si reírse de la sobreestimación que La Sombra tenía de sí misma. Ella, por su parte, veía la clara ventaja en números. Anthony y Génesis estaban solos, mientras que sus colaboradores la respaldaban como centinelas, apuntando sus armas hacia el mafioso. Sabían de lo que era capaz y no podían permitirse descuidarse ni un segundo.—Yo que tú
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Capítulo 112.
Dos socias que una vez actuaron en beneficio de una fundación ahora se encontraban frente a frente, tras el derrumbe de la entrada a ese túnel oscuro y húmedo. El aire estaba cargado de polvo y tensión, y el eco de sus respiraciones agitadas resonaba en las paredes de piedra. Una de ellas, tan sincera como cada palabra que salía de su boca, mantenía una postura firme. La otra, copiando cada gesto y acción para igualar sus condiciones, mostraba una sonrisa sarcástica. Ahora, ninguna de ellas tenía la mirada que solían darle a la otra; la confianza se había desvanecido, dejando solo desconfianza y resentimiento.Sara apuntaba con su arma a Dominique, con la furia dilatando sus pupilas. La segunda, riendo nerviosamente, sin saber si realmente podría disparar.—Puedes romper tus uñas si aprietas ese gatillo de nuevo —dijo Dominique, jugando con su seguridad, su voz resonando en el túnel como un eco burlón.Sara ajustó su postura, posicionando aún mejor el arma. Leonardo, observando desde
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Capítulo 113.
No les sería tan fácil salir de ahí y dar con su objetivo con el aturdimiento en cada uno de ellos. El pulso les temblaba al reponerse, sus cuerpos aún sacudidos por la explosión. El aire estaba cargado de polvo y el eco de las sirenas resonaba en sus oídos, mezclándose con el zumbido persistente de la explosión.—¡Ubicación! —demandó Glock, alias del hombre de remera oscura. Sus oídos jamás habían sido expuestos a un dolor como el que sentía, lo que llenó de m@ldiciones el espacio entre sus hombres. Los demás comenzaron a reagruparse. —Quinientos sesenta metros y avanzando a gran velocidad al este. —expuso quién que le seguía, su voz temblando ligeramente mientras miraba la pantalla del dispositivo que sostenía. Las alarmas del auto sonaban, añadiendo una capa más de caos al entorno. —Una segunda ubicación al norte los ubica a quinientos treinta metros. —Dos más al sur y oeste. ¿Qué ocurre? ¿Por qué carajos el sistema falla? —No falla. —dijo Darek, el sujeto de remera gris soste
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Capítulo 114.
—Su estado es crítico. El tiempo se acaba. —informó una Gálata descompuesta. Marcelo la atrapó entre sus brazos y la tranquilizó. —Un trasplante sería un riesgo también y con cada segundo que pase sólo aminoran las posibilidades. No sé si vaya a funcionar o sea la causa de su…No quiero. No quiero perder a mi hijo. —Escúchame. —le tomó el rostro. —Lo encontré. Haz las pruebas con él. Querían sentir culpa por lo que estaban haciendo. Pero no era momento de titubeos. Su hijo los necesitaba y pese a que no era una opción para enorgullecerse, importaba más la vida de Johan que cualquier golpe de moral.—Sigue respirando. —Esto no está bien. —murmuró Gálata. —Estamos haciendo algo contra cualquier criterio de nuestro hijo. Él no quiere tener ninguna unión más con los Müller.—Entonces que me reclame luego. —afirmó Marcelo. —Pero que siga con vida. Puedo tener rencor. No su ausencia. Gálata miró hacia el pasillo. Su hijo se privó de tantas cosas toda la vida que dejar que también perdier
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Capítulo 115.
La espera no era el fuerte de ningún Crown. Todos tenían una sola oportunidad para salvar a uno de los integrantes que más odiaba sentirse vulnerable, pero de cierto modo los había unido a un solo latido.Mientras en la sala de operaciones Gálata se motivaba por su inmenso deseo de que todo saliera bien, el resto de los Crown se fueron presentando uno a uno al pasillo donde Marcelo esperaba pacientemente. El aire estaba cargado de una mezcla de desinfectante y el tenue aroma de café recién hecho, que alguien había traído en un intento de aliviar la tensión.Hermes se comunicaba con Ryan a cada nada, pues era quién se encargaba de mantener informados a quienes no podían estar presentes. Mientras Aarón distraía a Avery con una llamada para que pudiera estar presente a su manera. Asher se sentó al lado de su padre, al igual que Sara, quien llegó casi dos horas después para mostrar su apoyo hacia su amigo. El sonido de los pasos resonaba en el pasillo, cada eco parecía marcar el paso del
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Capítulo 116.
—¿Sabías que Carol sigue llamando a la empresa? —Bastian apoyó la espalda en la fría superficie. —Es extraño que alguien que fue muy importante para mí, ahora tenga mis reservas para acercarme. —Nadie puede juzgarte por tener cautela. Aún cuándo tuvieran razón, tú estás sobre todos y todo. —le aseguró. —Tú compañía es un privilegio. Tu amistad vale más que sus vidas y si alguien la pierde es muy su problema. Por eso amaba a sus padres. Siempre tenían las palabras correctas para ella.—La Emperatriz no debe bajar la cabeza, sus límites o sus expectativas sobre nadie. Ellos deben aumentar lo que están dispuestos a ser para llegar a cruzarlos. —La alemana sonrió oyendo el taconeo de los zapatos de su madre. —Tu madre y tú son un jodido privilegio que sólo quien está dispuesto a matar y morir pueden tener. Menos que eso no lo deben aceptar.De eso estaba convencida desde niña. Veía como su padre trataba a su madre y muchas veces imaginó que sería lo que tendría en un futuro. No se equiv
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Capítulo 117.
Las rejas de la celda se abrieron, ante ella estaba el hombre de traje completo con una serie grabada también en el expediente que describía el listado de los delitos imputados. Las esposas le fueron retiradas de su muñeca. Ni siquiera se mosqueó ante lo que vio. Una celda de no más de cuatro metros, con una litera adherida a la pared y colchones. El prisionero recluido junto a él movió la cabeza, este no respondió de ningún modo, observando detalladamente lo que ahí había.Al menos orden existía. Porque espacio y privacidad era lo que menos tendría. Colocó las cosas sobre el colchón y se dedicó a ver cada detalle. Había sido el chivo expiatorio de una agencia a la cual le dio los resultados que otro jamás había obtenido. Su pago fue dejarlo solo cuando estaba frente a una organización del tamaño para resaltar frente a otras al desmantelarla y ahora le pedían colaborar como si fuera un premio. Le quitaron la placa y ahora fue recluido en un penitenciario de máxima seguridad, culp
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Capítulo 118.
Anthony observó a su esposa entrar a la empresa y al recordarle que tenía una reunión con la arquitecta, le dio vía libre para que revisara por sí misma los cambios que quería. No le importaba en absoluto otra cosa que no fuera, verla emocionada por el sitio en donde vivirían juntos. —Creo que a la señorita le quedó muy claro que soy quién lo decide todo. —jugó con un poco de hielo en un vaso que luego llenó con licor. Anthony se lo quitó y ella le dedicó un mal gesto. —No seas tan…—Toma agua. Las vitaminas requieren un estricto cuidado. —le recordó.—A veces siento que eres muy controlador. Anthony la atrajo a su cuerpo, mientras su espalda tocaba el escritorio. —De tu bienestar dependo yo. No me pidas dejar de ver por tí porque no puedo. —le tomó la mejilla con cuidado. —Solo porque me gustó lo que dijiste. —le volvió a sonreír. —Tal vez esté influenciado porque te amo. Pero eso no es tan importante. He amado a otros antes. La posesiva caricia y el que estrellara su cuerpo con
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Capítulo 119.
Por la mañana, en la hora del desayuno la mesa se llenó con todos los integrantes de la familia para dar ideas con la boda venidera. Lina y su abuela siendo quienes más se veían escandalizadas por el poco tiempo para lograr lo que llamaron un suceso fenomenal. —Como por lo visto tres veces no es suficiente para Leonardo, debo dejar claro que si me caso de nuevo será su culpa. —Keyla le lanzó una mirada afilada. —Y porque quiero claramente. —Génesis se rió de la cara que trató de poner, a lo que Joseph entrecerró los ojos. —Definitivamente sacaste la actitud de tu madre, porque tu padre es peor que este zoquete. —Leonardo dejó de masticar. —Me refiero a Adrián. —fue turno del mencionado de verlo. —De otro Adrián. No hay que convertir esta sana convivencia en una amarga reunión. —Y dice que no le teme a nada. —añadió Lina apoyada en el hombro de su abuelo. Mientras planeaba con su abuela y Avery un horario que debían seguir. —¿Cuando dijiste que vas a comenzar a construir el convent
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Capítulo 120.
Las manos de Anthony refugiaron el rostro de Génesis cuando ella se acercó a sus labios. Ese roce ligero, la mirada intensa y esa respiración agitada causaron en ella la sensación de estar en el mejor lugar del planeta. Enredó las piernas alrededor de las caderas de su esposo y dejó caer la cabeza sobre la almohada, a la vez que perdió la cabeza al sentir la explosión en su interior. Su respiración se volvió irregular, aunque no pudo dejar de besarlo. Al mismo tiempo, esas caricias la dejaron en el limbo cuando Anthony los giró en la cama y la dejó a ella sobre él, sin permitirle separarse un poco. Había adoptado un poco de ternura en ese momento. El placer era distinto, pero igual de intenso. Igual de desestabilizante. Los dientes del mafioso arañaron su barbilla, soltando las estocadas que siguieron la serie de golpes contra su entrepierna, quitándose el encantamiento, aunque en lugar de esfumarse, sólo tomaba más fuerza. Horas en las que solo importaba su placer no bastaban pa
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