Todos los capítulos de Esposa de Otro Tiempo: Atada al Villano Rey Alfa: Capítulo 31 - Capítulo 40
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31. La solicitud de la Reina
Los guardias intercambiaron miradas, dudando por un instante. Finalmente, después de una breve pausa, hicieron a un lado sus lanzas y uno de ellos abrió las puertas, lo suficiente para que pudiera pasar.Dentro del Salón de Reuniones, Valdimir estaba acompañado con sus hombres de más confianza, discutiendo asuntos cruciales. De repente, la entrada del guardia interrumpió la conversación. El hombre lobo se inclinó respetuosamente ante su Rey.—Su majestad... —comenzó, pero Valdimir lo silenció con un gesto brusco, el ceño fruncido en señal de molestia.—¿Qué hace la humana aquí? Desde hace rato puedo sentir su aroma —espetó, sus ojos brillando con sospecha.El guardia tragó saliva, nervioso ante la mirada penetrante de su soberano.—No lo sé, su Alteza... ella mencionó que debe decirle algo de vital importancia.Valdimir entrecerró los ojos, la curiosidad ardiendo en su interior. ¿Qué podría ser tan importante? Tras una breve pausa, asintió con sequedad.—Hazla entrar.El guardia obedec
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32. Frivolidades Femeninas
Valdimir clavó su mirada cargada de incredulidad sobre Aelina, apretando los puños con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos, mientras luchaba por contener la furia que burbujeaba en su interior, amenazando con desbordar. Un músculo palpitaba en su mandíbula apretada, y sus ojos destellaban con un brillo peligroso. Pasándose una mano temblorosa por su cabello corto, intentó dominar su respiración agitada antes de hablar, porque en ese momento, estaba haciendo su mejor intento para conservar la calma, pero sin resultados demasiados positivos hasta el momento.—¿Me has interrumpido en medio de una reunión crucial con mis guerreros... —hizo una pausa, inhalando profundamente para calmarse— ...solo para pedirme... frivolidades femeninas? —espetó finalmente, cada palabra cargada de reproche.Aelina se mantuvo firme, alzando la barbilla con desafío, aunque no pudo evitar que un leve temblor recorriera su cuerpo al ver la expresión tormentosa en el atractivo rostro de Valdimir. Él
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33. La tensión aprisionada de la pareja
Luego de decir eso, le soltó el cuello, solamente para sujetarle la mandíbula con fuerza, obligándola a mirarlo a los ojos y estar aún más cerca de él. Los labios de Aelina temblaron al sentir su aliento cálido sobre su rostro.—Escúchame bien, mujer —murmuró con voz amenazante, mientras sus ojos se paseaban por toda la fisonomía de Aelina, quien respiraba entrecortadamente, sintiendo cómo su zona íntima, debido a esa peligrosa cercanía con él, volvía a contraerse, gustosa por los susurros amenazantes y ese tono de voz que... Aelina prefirió ni siquiera pensarlo, así que lo pasó por alto escuchando cómo él le advertía: —No volverás a faltarme al respeto de esta manera ni a interrumpir mis reuniones —siseó, su aliento cálido golpeando el rostro de la joven Reina—. Si quieres tus ridículos cosméticos y adornos, tendrás que ganártelos. De lo contrario, ¡no tendrás nada!Dicho esto, la soltó con brusquedad, haciendo que Aelina se tambaleara. La tensión sexual entre ellos era sofocante, mez
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34. Juntos en el Cuarto del Espejo
Con un gesto brusco y sin delicadeza alguna, Valdimir sujetó firmemente el brazo de Aelina y comenzó a guiarla a través de los largos pasillos del imponente castillo del reino de los lobos. Los curiosos ojos de los sirvientes y guerreros que deambulaban por los corredores se posaron sobre ellos, observando con atónita mirada cómo el soberano conducía a su reina sin el menor atisbo de gentileza.En el trayecto, Aelina intentó zafarse en vano de su férreo agarre, forcejeando inútilmente mientras un rubor de indignación teñía sus mejillas.—¡Suéltame! Puedo caminar sola, Valdimir —protestó con voz airada, frunciendo el ceño en un gesto de molestia.—Sé que puedes caminar sola, de lo contrario te llevaría cargada... camina —ordenó Valdimir con tono severo e irónico, sin aflojar su mano sobre el delicado brazo de la joven.Sumidos en un tenso silencio, avanzaron por diversos corredores hasta que finalmente llegaron ante una robusta puerta de madera tallada. Valdimir, haciendo gala de su inu
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35. Frío y cenizas
Aelina cerró los ojos, dejando atrás todo pensamiento y presencia de Valdimir, y se sumergió en una profunda concentración, intentando canalizar su magia hacia el espejo. Aunque su cuerpo juvenil de 18 años aún era inexperto, los diez años de experiencia que mantenía intactos en su mente le permitían guiar sus manos para canalizar su poder. Solo tenía que enfocarse y llevar a cabo esa hazaña. En ese instante, era como si un guerrero curtido en batallas hubiera despertado atrapado en el cuerpo de un muchacho inexperto. Eso traería consecuencias, pues, aunque tuviera una vida de experiencias, jamás sería la de antes. Su nuevo cuerpo inexperto tendría limitaciones, y así era como se sentía Aelina en ese momento. Pero a pesar de todo, ella estaba dando lo mejor de sí.La habitación prácticamente vacía quedó en silencio, solo roto por la suave respiración de Aelina mientras se concentraba. De repente, una tenue luz dorada comenzó a emanar de sus manos pegadas al reflejo del espejo. La joven
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36. El Vacío
Aelina contuvo la respiración, aguardando las palabras de Valdimir con una mezcla de temor y mucha curiosidad porque deseaba saber a lo que se estaba enfrentando. Él la miró con una expresión indescifrable durante unos instantes antes de comenzar a hablar, se notaba que estaba buscando las palabras adecuadas para decirle, ya que, aunque el Rey Lobo intentaba ocultarlo lo mejor que podía, Aelina ya estaba comenzando a saber cómo leer sus aparentes inexpresivas expresiones.—Del otro lado del espejo se encuentra un lugar que llamamos "El Vacío" —comenzó a explicar Valdimir —. No se sabe con exactitud que es, si es una dimensión, o un reino muy antiguii. Le dimos ese nombre porque, según los pocos exploradores que han logrado atravesar el espejo y sobrevivido, se trata de un vasto espacio vacío y desolado, sin embargo, habían dicho que era de clima caliente, pero ahora que has podido atravesar tus manos dijiste que sentiste un frío parecido al de un fuerte invierno.Valdimir hizo una paus
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37. La princesa humana
2 meses antes de la muerte de Aelina, hace 10 años en el futuro:En el corazón del Reino Humano, la princesa Aelina caminaba con paso firme por una aldea situada más allá de las imponentes murallas de la ciudad capital. Su vestido, de corte militar, se mecía con gracia al compás de sus movimientos, permitiendo la comodidad que requería su expedición mientras conservaba un aire de realeza indeleble. La escoltaban varios guardias armados, poseedores de magia, cuyas miradas atentas barrían los alrededores en busca de cualquier amenaza, los hombres lobos del reino de Kolgrim podían aparecer en cualquier momento así que nunca podían bajar la guardia, ellos en ese momento, era uno de los últimos de la resistencia.El sonido de sus pisadas resonaba en las calles desiertas, interrumpido únicamente por el crepitar de las llamas que consumían los restos de algunas viviendas. La devastación estaba por todos lados donde ella posara su mirada, secuela de un ataque brutal que había arrasado con la t
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38. El nuevo plan de Aelina
Aelina soltó un resoplido incrédulo, con sus mejillas enrojecidas por la indignación.—¡Prácticamente no tenía opción! —gritó, mientras su cuerpo temblaba ligeramente por la emoción contenida.Valdimir negó con la cabeza, con una risa burlona escapando de sus labios.—De hecho, si tenías opción. Tu padre dejó en claro que aceptaría la decisión que tú tomaras. Si te negabas o aceptabas, sería elección tuya y yo debía regirme a tu elección. Sin embargo, las consecuencias ustedes tendrían que pagarlas.Aelina parpadeó, perpleja, mientras las palabras de Valdimir se abrían camino en su mente como un rayo de luz.«¿Entonces por eso... hace diez años en el pasado todos aceptaron cuando me negué? porque mi padre me dio esa libertad de elegir mi destino, pero el haberlo rechazado terminó en un desastre... no entiendo a mi padre, ¿será que él en el fondo no deseaba que me fuera con Valdimir ¡Ay no entiendo a mi papá!», exclamó la muchacha en pensamientos diciendo:—Si me hubiese negado —comenzó
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39. Tramando en las sombras
Los ojos de Aelina brillaron llenos de una emoción apenas contenida mientras asentía lentamente ante las palabras de Valdimir, esforzándose por mantener una sonrisa controlada en sus labios mientras su mente trabajaba a toda velocidad en el plan que había trazado meticulosamente. Aunque a simple vista parecía arriesgado, ella sentía que era la única oportunidad que tenía para evitar el sombrío futuro que había experimentado, todo por culpa del Rey Lobo. Era obvio que el ambicioso plan de Valdimir de acabar con los otros reinos en guerras sin sentido seguía vigente, por lo que ese momento era el indicado para sacarlo del juego de una vez por todas. Sabía que debía aprovechar la arrogancia y codicia de Valdimir para tenderle una trampa y encerrarlo en El Vacío para siempre.En ese instante, la habitación se llenó de un tenso silencio antes de que Aelina rompiera el hielo con una sonrisa radiante, mirando al serio hombre lobo que tenía frente a ella. —Entonces ya todo está dicho —comenzó
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40. La Reina y la bestia
Mientras continuaban su caminata, cada uno estaba sumido en sus propios pensamientos y sospechas hacia el otro, hasta que la muchacha dijo:—No es común ver al Rey pasear tranquilamente por su reino, dentro de poco no te dejarán tranquilos tus súbditos, cuando te vean pasear por las calles de la ciudad —comenzó a decir Aelina, rompiendo el silencio que los envolvía mientras caminaban por los amplios pasillos del palacio.Valdimir la miró de reojo, con su expresión impasible.—Me acaban de coronar hace un mes. En el reino nadie lo sabe todavía. Si salgo a la calle, no me reconocerán —respondió con tranquilidad, como si decir aquello no fuera gran cosa. Sin embargo, esa confesión tomó por sorpresa a la joven.—¿Qué? —cuestionó Aelina, frenando en seco—. ¿No te conocen tus súbditos?Una sonrisa burlona curvó los labios de Valdimir mientras la observaba. —Todavía no, pero pronto lo harán...—No... no comprendo. ¿Cómo puede ser posible? —la perplejidad era evidente en el rostro de Aelina.
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