¿Valdimir castigará al pobre sirviente? ¿Aelina podrá entrar en el espejo como se lo prometió? ¡Eso lo sabremos en los proximos episodiooos no te los puedes perder, gracias por leer! bye bye
Con un gesto brusco y sin delicadeza alguna, Valdimir sujetó firmemente el brazo de Aelina y comenzó a guiarla a través de los largos pasillos del imponente castillo del reino de los lobos. Los curiosos ojos de los sirvientes y guerreros que deambulaban por los corredores se posaron sobre ellos, observando con atónita mirada cómo el soberano conducía a su reina sin el menor atisbo de gentileza.En el trayecto, Aelina intentó zafarse en vano de su férreo agarre, forcejeando inútilmente mientras un rubor de indignación teñía sus mejillas.—¡Suéltame! Puedo caminar sola, Valdimir —protestó con voz airada, frunciendo el ceño en un gesto de molestia.—Sé que puedes caminar sola, de lo contrario te llevaría cargada... camina —ordenó Valdimir con tono severo e irónico, sin aflojar su mano sobre el delicado brazo de la joven.Sumidos en un tenso silencio, avanzaron por diversos corredores hasta que finalmente llegaron ante una robusta puerta de madera tallada. Valdimir, haciendo gala de su inu
Aelina cerró los ojos, dejando atrás todo pensamiento y presencia de Valdimir, y se sumergió en una profunda concentración, intentando canalizar su magia hacia el espejo. Aunque su cuerpo juvenil de 18 años aún era inexperto, los diez años de experiencia que mantenía intactos en su mente le permitían guiar sus manos para canalizar su poder. Solo tenía que enfocarse y llevar a cabo esa hazaña. En ese instante, era como si un guerrero curtido en batallas hubiera despertado atrapado en el cuerpo de un muchacho inexperto. Eso traería consecuencias, pues, aunque tuviera una vida de experiencias, jamás sería la de antes. Su nuevo cuerpo inexperto tendría limitaciones, y así era como se sentía Aelina en ese momento. Pero a pesar de todo, ella estaba dando lo mejor de sí.La habitación prácticamente vacía quedó en silencio, solo roto por la suave respiración de Aelina mientras se concentraba. De repente, una tenue luz dorada comenzó a emanar de sus manos pegadas al reflejo del espejo. La joven
Aelina contuvo la respiración, aguardando las palabras de Valdimir con una mezcla de temor y mucha curiosidad porque deseaba saber a lo que se estaba enfrentando. Él la miró con una expresión indescifrable durante unos instantes antes de comenzar a hablar, se notaba que estaba buscando las palabras adecuadas para decirle, ya que, aunque el Rey Lobo intentaba ocultarlo lo mejor que podía, Aelina ya estaba comenzando a saber cómo leer sus aparentes inexpresivas expresiones.—Del otro lado del espejo se encuentra un lugar que llamamos "El Vacío" —comenzó a explicar Valdimir —. No se sabe con exactitud que es, si es una dimensión, o un reino muy antiguii. Le dimos ese nombre porque, según los pocos exploradores que han logrado atravesar el espejo y sobrevivido, se trata de un vasto espacio vacío y desolado, sin embargo, habían dicho que era de clima caliente, pero ahora que has podido atravesar tus manos dijiste que sentiste un frío parecido al de un fuerte invierno.Valdimir hizo una paus
2 meses antes de la muerte de Aelina, hace 10 años en el futuro:En el corazón del Reino Humano, la princesa Aelina caminaba con paso firme por una aldea situada más allá de las imponentes murallas de la ciudad capital. Su vestido, de corte militar, se mecía con gracia al compás de sus movimientos, permitiendo la comodidad que requería su expedición mientras conservaba un aire de realeza indeleble. La escoltaban varios guardias armados, poseedores de magia, cuyas miradas atentas barrían los alrededores en busca de cualquier amenaza, los hombres lobos del reino de Kolgrim podían aparecer en cualquier momento así que nunca podían bajar la guardia, ellos en ese momento, era uno de los últimos de la resistencia.El sonido de sus pisadas resonaba en las calles desiertas, interrumpido únicamente por el crepitar de las llamas que consumían los restos de algunas viviendas. La devastación estaba por todos lados donde ella posara su mirada, secuela de un ataque brutal que había arrasado con la t
Aelina soltó un resoplido incrédulo, con sus mejillas enrojecidas por la indignación.—¡Prácticamente no tenía opción! —gritó, mientras su cuerpo temblaba ligeramente por la emoción contenida.Valdimir negó con la cabeza, con una risa burlona escapando de sus labios.—De hecho, si tenías opción. Tu padre dejó en claro que aceptaría la decisión que tú tomaras. Si te negabas o aceptabas, sería elección tuya y yo debía regirme a tu elección. Sin embargo, las consecuencias ustedes tendrían que pagarlas.Aelina parpadeó, perpleja, mientras las palabras de Valdimir se abrían camino en su mente como un rayo de luz.«¿Entonces por eso... hace diez años en el pasado todos aceptaron cuando me negué? porque mi padre me dio esa libertad de elegir mi destino, pero el haberlo rechazado terminó en un desastre... no entiendo a mi padre, ¿será que él en el fondo no deseaba que me fuera con Valdimir ¡Ay no entiendo a mi papá!», exclamó la muchacha en pensamientos diciendo:—Si me hubiese negado —comenzó
Los ojos de Aelina brillaron llenos de una emoción apenas contenida mientras asentía lentamente ante las palabras de Valdimir, esforzándose por mantener una sonrisa controlada en sus labios mientras su mente trabajaba a toda velocidad en el plan que había trazado meticulosamente. Aunque a simple vista parecía arriesgado, ella sentía que era la única oportunidad que tenía para evitar el sombrío futuro que había experimentado, todo por culpa del Rey Lobo. Era obvio que el ambicioso plan de Valdimir de acabar con los otros reinos en guerras sin sentido seguía vigente, por lo que ese momento era el indicado para sacarlo del juego de una vez por todas. Sabía que debía aprovechar la arrogancia y codicia de Valdimir para tenderle una trampa y encerrarlo en El Vacío para siempre.En ese instante, la habitación se llenó de un tenso silencio antes de que Aelina rompiera el hielo con una sonrisa radiante, mirando al serio hombre lobo que tenía frente a ella. —Entonces ya todo está dicho —comenzó
Mientras continuaban su caminata, cada uno estaba sumido en sus propios pensamientos y sospechas hacia el otro, hasta que la muchacha dijo:—No es común ver al Rey pasear tranquilamente por su reino, dentro de poco no te dejarán tranquilos tus súbditos, cuando te vean pasear por las calles de la ciudad —comenzó a decir Aelina, rompiendo el silencio que los envolvía mientras caminaban por los amplios pasillos del palacio.Valdimir la miró de reojo, con su expresión impasible.—Me acaban de coronar hace un mes. En el reino nadie lo sabe todavía. Si salgo a la calle, no me reconocerán —respondió con tranquilidad, como si decir aquello no fuera gran cosa. Sin embargo, esa confesión tomó por sorpresa a la joven.—¿Qué? —cuestionó Aelina, frenando en seco—. ¿No te conocen tus súbditos?Una sonrisa burlona curvó los labios de Valdimir mientras la observaba. —Todavía no, pero pronto lo harán...—No... no comprendo. ¿Cómo puede ser posible? —la perplejidad era evidente en el rostro de Aelina.
Vladimir, imponente en su forma lupina, emanaba un aura de poder primitivo que era difícil pasar por alto. Sus ojos bicolores, uno ámbar y el otro de color violeta, se clavaron en Aelina con una intensidad que parecía atravesarla. La joven, al ver su mirada, sentía como si su corazón quisiera escapar de su pecho. El miedo se deslizaba por su piel como una fina capa de hielo, erizando cada vello de su cuerpo, era imposible no sentir miedo…Vladimir, podía percibir el aroma del miedo emanando de Aelina. Sus fosas nasales se dilataron, captando cada matiz de la ansiedad que irradiaba la muchacha de cabello oscuro. Notó cómo sus pupilas se dilataban, cómo su respiración se volvía más agitada, aunque intentara ocultarlo, y cómo sus manos temblaban casi imperceptiblemente a sus costados.—¿Es la primera vez que ves a un hombre lobo en su forma animal? —preguntó Valdimir, mientras se dirigía con pasos seguros hacia la salida esperando que ella lo siguiera, como siempre ocurría.Aelina fue det