Todos los capítulos de El Reencuentro Que Cambió Todo (Relaciones Complicadas 3): Capítulo 31 - Capítulo 40
40 chapters
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​​​​​​​*—Danny:El corazón de Danny se aceleró.Habían pasado días desde la última vez que se vieron y compartieron aquel beso. Después de eso, sus interacciones se limitaron a mensajes esporádicos. Uriel siempre decía que estaba ocupado, pero nunca especificaba en qué. Danny no lo presionaba, aunque la incertidumbre lo carcomía por dentro.Uriel saludó con un gesto a los demás antes de deslizarse en la silla vacía junto a Danny, acercándola más de lo necesario. Su fragancia lo envolvió de inmediato, y su cercanía encendió su piel con una reacción instintiva.—No tenía idea de que vendrías —comentó Damien con curiosidad—. Me dijiste que estabas ocupado.—Lo estaba… pero ya no —respondió Uriel con una sonrisa pícara antes de volverse hacia Danny—. Hola, perdido.Su voz tenía un matiz provocador, un tono bajo, íntimo, que le hizo estremecer.Danny sintió el calor subirle a las mejillas. Su primer instinto fue desviar la mirada, pero se obligó a mantener el contacto visual y le devolvió
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​​​​​​​*—Danny:Al entrar al de caballeros, vio a un hombre lavándose las manos en el lavabo y un cubículo cerrado.Lo supo de inmediato. Uriel estaba ahí.Danny se apoyó en el lavabo y dejó escapar un suspiro, intentando ordenar su mente. No iba a presionarlo, pero necesitaban hablar.Así que esperó.El hombre lo miró raro mientras Danny esperaba en el baño, pero terminó marchándose justo en el momento en que la puerta del cubículo se abrió.Uriel salió con pasos pesados, la cabeza baja y el rostro aún húmedo. Sus ojos, enrojecidos y vidriosos, delataban lo que había estado haciendo ahí dentro. Se había encerrado para que nadie lo viera, para que nadie notara su dolor, pero Danny lo vio y eso le estrujó el pecho.Su amado no lo miró cuando se acercó a los lavabos y abrió la llave para lavarse la cara y las manos con movimientos tensos, casi desesperados, como si el agua pudiera borrar lo que sentía.Danny se colocó a su lado, observándolo a través del espejo, buscando sus ojos, pero
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​​​​​​​*—Danny: —Vaya, ¿por qué no me sorprende encontrarte con un hombre discutiendo en los baños? —dijo Andrew, su tono rebosante de burla y veneno. Danny frunció el ceño y se giró ligeramente para ocultar aún más a Uriel detrás de él. No le importaba recibir los dardos envenenados de Andrew, estaba acostumbrado, pero Uriel no tenía por qué ser parte de esto. —Señor Jeggings —respondió con voz tensa. Andrew sonrió, una sonrisa desagradable, afilada como un cuchillo. —Daniel —su voz goteaba veneno—, ha pasado tiempo desde la última vez que nos vimos. Veo que… has cambiado. Danny se obligó a no reaccionar. Tragó saliva y mantuvo la expresión neutra, aunque por dentro sintió la misma opresión de siempre. Sabía que este lugar era frecuentado por su ex suegro. Debió advertir a los chicos desde el inicio para evitar un mal rato. Sin embargo, no, su maldita suerte había vuelto a jugarle en contra. Los ojos fríos de Andrew se posaron en Uriel, con esa mirada de desprecio que Danny con
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​​​​​​​*—Uriel:Todo era un caos, y Uriel se sentía a la deriva en medio de él.Había intentado concentrarse en su trabajo, en la investigación sobre la familia de la exmujer de Danny, sumergiéndose en fraudes y secretos que parecían no tener fin. Se había mantenido ocupado, lo suficiente para convencer a cualquiera de que estaba bien, de que tenía el control. Sin embargo, la verdad era que estaba esperando, esperando que Danny lo buscara, que hiciera el más mínimo esfuerzo por contactarlo. Porque se suponía que ahora tenían “algo”, ¿no? Algo que ni siquiera sabía cómo definir, pero que, al menos para él, significaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.Tal vez estuvo pidiendo demasiado.Suspiró y alzó la mirada, observando el ir y venir de los comensales en el restaurante. Risas, murmullos, miradas cómplices. Familias enteras compartiendo una cena, parejas disfrutando la compañía del otro sin miedo, sin dudas. Le dolió darse cuenta de lo mucho que envidiaba esa normalidad.Quer
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​​​​​​​*—Uriel:—Me imaginé que ella te lanzaba la botella desde su mesa —rió Cameron.Uriel se encogió de hombros con una sonrisa triunfal.—No tiene los cojones para hacerlo —se burló Uriel—. Además, ¿no estarías ahí para defenderme?Apenas las palabras salieron de su boca, se arrepintió.Vio cómo Cameron cambiaba su expresión, torciendo la boca en una mueca de fastidio. La incomodidad en su rostro era inconfundible. Demonios. Uriel siempre había usado esa táctica con él, manipulándolo injustamente para que hiciera lo que él quería. Y ahora lo hacía de nuevo, cuando se había prometido que no se aprovecharía más de Cameron.—Yo… Lo siento —se apresuró a decir Uriel.Cameron no respondió de inmediato. Simplemente apartó la mirada, tamborileando los dedos contra la mesa con irritación. Uriel sintió el impulso de cambiar de tema, algo ligero, algo que hiciera que su amigo se relajara.—¿No quieres que te presente a alguien? —sugirió, recordando a Erik y su petición de encontrar un semen
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​​​​​​​*—Danny:Era caos, tras caos.Aunque esta vez no tenía que ver directamente con él, sí con alguien cercano al grupo.Gregory Steele, Gray, un amigo cercano del grupo, había sido atacado la noche anterior en un bar, y Damien estaba perdiendo la cabeza. Se rumoraba que el ataque no había sido aleatorio, sino un mensaje dirigido a Damien, ya que Gray no solo era su exnovio, sino que también era idéntico a su actual pareja.Era demasiada coincidencia. Un aviso. Una amenaza.Desde entonces, habían pasado horas y horas revisando cámaras de seguridad en clubes, para ver si daban con el atacante. Si era un mensaje para Damien, lo más probable era que el culpable se hubiera dejado ver en alguno de los bares que frecuentaban. Mientras tanto, habían aumentado la seguridad en todos los clubes y hasta en la oficina. Nadie sabía si el atacante planeaba seguir con sus movimientos, y Damien, paranoico, había decidido que cada empleado tendría un guardia asignado.Danny suspiró. No creía que el
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​​​​​​​*—Danny:Con la confesión de Danny, donde este e dijo a su amado que no quería que se alejaran y que tampoco terminara, Uriel echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en su hombro. Giró el rostro apenas, lo suficiente para mirarlo con esos ojos azules que siempre lo habían atrapado.Danny sonrió suavemente antes de inclinarse y rozar sus labios con los suyos. Un beso ligero, apenas una caricia, pero Uriel tembló bajo su toque, y eso fue todo lo que Danny necesitó para encenderse como una antorcha.Giró su cuerpo entre sus brazos y lo besó con urgencia, con hambre. Se apoderó de su boca, presionando su cuerpo contra el suyo mientras su lengua buscaba la de Uriel en una danza que conocía demasiado bien.Uriel jadeó contra sus labios, pero no se resistió. Sus manos subieron hasta su pecho, aferrándose a su camisa como si él fuera su único ancla en ese momento.Los besos se volvieron más intensos. Sus respiraciones entrecortadas llenaron la oficina, el sonido de sus labios encontránd
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​​​​​​​*—Danny:Se quedaron mirándose, perdiéndose en los ojos del otro. Ambos tenían que trabajar, seguir con sus vidas, pero el aire estaba cargado de tensión. Danny no quería romper el momento. No esta vez.Danny inclinó la cabeza y buscó por enésima vez en aquella tarde sus labios, saboreándolos con una mezcla de ansia y ternura. Lo rodeó con más fuerza en sus brazos y lo besó con pasión desbordante. Los besos anteriores habían sido pausados, exploratorios, pero esta vez lo devoró con un hambre acumulada por días, como si Uriel fuera el único manjar capaz de saciarlo.Lo empujó con suavidad hasta que su espalda chocó contra el escritorio. Uriel jadeó y se aferró a su cuello, profundizando el beso, sus caderas moviéndose con una fricción lenta pero intencional. Danny exhaló un gemido ronco contra sus labios, el calor de su cuerpo encendiéndolo más de lo que debería en un lugar como ese. Su oficina no era el sitio ideal para dejarse llevar, pero la tentación era demasiado fuerte.La
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​​​​​​​*—Uriel:Estaba emocionado por la cita de esta noche.Uriel había salido con muchas personas, claro. Nunca había ocultado que disfrutaba del sexo libre, sin ataduras ni promesas. Era un alma hedonista, sensual por naturaleza. Pero citas formales… de esas que te hacen revisar el clóset dos veces, perfumarte con cuidado y hasta cuestionarte si afeitarte completo o no… hacía años que no tenía una. Danny era el único con quien había compartido algo serio, íntimo de verdad. Así que sí, estaba emocionado. Nervioso, incluso.Sin embargo, no podía presentarse a esa cita sin prepararse como correspondía. Había pasado tiempo desde que intimaron a fondo, desde aquella vez en el club Oscuro, y aunque no había vuelto a usar ese espacio para encuentros sexuales, esta noche planeaba hacer una excepción. Quería que todo fuera perfecto. Que Danny lo recordara. Que se perdiera en él, como antes.Con esa idea clara, se dirigió a su tienda favorita: un paraíso del erotismo, donde la lujuria y el
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​​​​​​​*—Uriel:Como era la hora del almuerzo, Uriel fue a un restaurante cerca de la firma, comió algo ligero y, cuando llegó el momento de regresar, volvió caminando hacia la oficina con paso tranquilo.Entró silbando, de buen humor, saludando a algunos compañeros que se cruzaban en su camino mientras marchaba hacia su oficina, pero al llegar a su destino, notó algo extraño: Erik, que estaba en su escritorio justo fuera de la oficina, se levantó de golpe como un resorte. Su expresión era tensa, casi nerviosa.—¿Pasa algo? —preguntó Uriel, frunciendo el ceño.—Baja la voz —murmuró Erik, mientras lo apartaba de la puerta con urgencia—. Escucha, tienes un visitante.Uriel arqueó las cejas, sorprendido.—¿Un visitante? ¿Otra vez el señor Hahn? Ese hombre no se cansa…—comenzó a decir, quejándose, pero Erik le quitó las bolsas que traía en las manos—. ¡Oye! ¿Qué haces? —preguntó, confundido, al ver cómo Erik escondía las bolsas detrás de su escritorio.—Todos saben que eres homosexual, Ur
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