La erección estaba a punto de explorar, así que le pareció señal más que suficiente como para que se preparara para introducirse. Se levantó, tomó un poco de aire y le penetró casi que en un solo movimiento. Ella hizo un gemido largo y cuando Michael estuvo en la posición en la que deseaba estar, lo demás vino prácticamente solo.Las embestidas eran más suaves de lo que está acostumbrado. Él estaba en su ambiente natural, así que era de esperarse que se comportara de esa manera. Mientras tanto, ella, recibía su rigidez sin parar, prácticamente en una seguidilla que casi la llevaba a la locura. Sin embargo, no solo era la forma en cómo la cogía anteriormente, sino también el estímulo que recibía su trasero.Él movía un poco el plug, suave, claro, para no alterar el hecho de que ella estuviese tan excitada. Ser brusco no era la opción. Tenerla así, en esa posición, bajo ese tipo de máquina de placer lo hacía sentir como si fuera el hombre más poderoso del mundo, que era capaz de dominar
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