—¡Señora! ¡Por fin ha regresado!Marina rara vez veía a Carmen tan emocionada. Era evidente que había sufrido mucho en casa estos días.—Carmen, ¿está Sergio en casa?—Sí, ¡está en casa! Pero... Carmen dudó un momento y luego dijo:—Además del señor, también está aquí esa mosquita muerta.Al mencionar a Sofía, Carmen apretó los dientes con rabia, mostrando cuánto la detestaba.Marina no se sorprendió al saber que Sofía estaba allí. Sin embargo, le sorprendió que, después de la intervención de la abuela, ella aún pudiera quedarse en la casa. Parecía que Sergio realmente la quería, hasta el punto de desafiar la voluntad de la anciana.Marina se acercó a la puerta principal y trató de abrirla con su huella digital, pero descubrió que no coincidía. Carmen le dijo: —Anoche, cuando el señor regresó, dijo que cambiaría todas las contraseñas de las cerraduras.Después de decir esto, Carmen ingresó la nueva contraseña y Marina finalmente pudo entrar.En ese momento, Sergio estaba acompañando
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