Capítulo97
La educación en la familia Blanco siempre fue bastante estricta, y Sergio, criado bajo la mano firme de Fabiola, ni siquiera se atrevía a esquivarla en ese momento. Con toda la fuerza que tenía, Fabiola golpeó a Sergio repetidamente hasta que su cuerpo quedó marcado de morados.

Marina observaba con frialdad mientras Sergio apretaba los dientes, sin emitir ni un solo quejido de dolor. Finalmente, cuando la vara de Fabiola se rompió por la fuerza de los planazos, ella dijo:

—De una buena vez por todas, ¿vas a disculparte o no?

Sergio seguía sin decir una palabra. Marina conocía bien la personalidad de Sergio. Si después de ser golpeado de esa manera no estaba dispuesto a hablar, significaba que no iba a disculparse. Ella intervino:

—Abuela, ya no te enfades. En serio, no culpo a Sergio. Ya ha sufrido bastante. Pero después de todo esto, deberíamos llamar a un médico para que lo revise.

Marina adoptó una actitud razonable y comprensiva, lo que ayudó a calmar un poco la ira de Fabiola. C
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