La educación en la familia Blanco siempre fue bastante estricta, y Sergio, criado bajo la mano firme de Fabiola, ni siquiera se atrevía a esquivarla en ese momento. Con toda la fuerza que tenía, Fabiola golpeó a Sergio repetidamente hasta que su cuerpo quedó marcado de morados.Marina observaba con frialdad mientras Sergio apretaba los dientes, sin emitir ni un solo quejido de dolor. Finalmente, cuando la vara de Fabiola se rompió por la fuerza de los planazos, ella dijo: —De una buena vez por todas, ¿vas a disculparte o no?Sergio seguía sin decir una palabra. Marina conocía bien la personalidad de Sergio. Si después de ser golpeado de esa manera no estaba dispuesto a hablar, significaba que no iba a disculparse. Ella intervino: —Abuela, ya no te enfades. En serio, no culpo a Sergio. Ya ha sufrido bastante. Pero después de todo esto, deberíamos llamar a un médico para que lo revise.Marina adoptó una actitud razonable y comprensiva, lo que ayudó a calmar un poco la ira de Fabiola. C
—¡No me amenaces con lo de la universidad! Al final, podríamos simplemente divorciarnos y salir perdiendo los dos.Marina no estaba preocupada en absoluto de que Sergio se lo contara todo a la abuela. Él también tenía que guardar bien ese secreto, al menos hasta que hubiera obtenido suficientes beneficios de la familia Sánchez. Sergio suspiró. —¿Qué estás tramando ahora?—Hagamos un trato. Yo hablaré bien de ti ante la abuela, pero tú tienes que cooperar conmigo en fingir.—¿Fingir? Sergio miró a Marina con sospecha. —¿Así de simple?—A los ojos de los demás, debes ser un esposo perfecto y cooperar conmigo en público. En la familia Sánchez, debes darme el respectivo respeto, respaldarme cuando sea necesario y ser mi apoyo. Es un trato fácil para ti, no pierdes absolutamente nada.Marina fue directo. Necesitaba la cooperación de Sergio para mantener las apariencias en la familia Sánchez después de los eventos recientes, que habían empeorado la relación entre los dos. Después de refle
—Este tipo tiene sus métodos. Al principio pensé que era obra de la competencia, pero después de que varios inversores se retiraran y de fracasar en mantener los negocios a flote, al final logré atrapar a uno. Lo golpeé hasta que confesó que fue Sergio quien dijo que cualquier persona que invirtiera en el grupo Azahares estaría en su contra —dijo Regina cada vez más enfadada, mientras Marina se ponía más seria.Sabía de las artimañas de Sergio, pero nunca imaginó que llegaría tan lejos por Sofía. Aunque Regina llevaba también el apellido Azahares, ¿quién no sabía que era la nieta de Rafael? Ponerse en contra de la familia Azahares equivalía a ofender al mismo Rafael. Sergio, a pesar de su torpeza, no debería haberse metido con Regina.—No te preocupes, me encargaré de esto —le dijo Marina antes de colgar el teléfono.Inicialmente, no planeaba actuar contra Sergio ni Sofía. Pero viendo hasta dónde habían llegado los dos, entendió que había sido demasiado indulgente. Si Sergio no mostrab
—Marina, ¿siempre tienes que comportarte de esa manera tan rastrera? Sergio se colocó delante de Sofía, su voz también se volvió indiferente. Marina no quería perder tiempo discutiendo con Sergio en este momento. Fue directamente al grano: —Si no quieres que esta foto llegue a las manos de la abuela, mejor haz rapidito lo que te diga.Los ojos de Sergio se entrecerraron ligeramente. —¿Qué es lo que quieres entonces?—Quiero que dejes de una buena vez en paz a los Azahares y que los compenses.Pedirle a Sergio que se disculpara era inútil, y una simple disculpa no tendría el mismo impacto que una compensación real.—Eso es imposible —respondió Sergio.—¿Imposible? Muy bien, entonces le mostraré esta foto a la abuela. Le haré ver cómo la engañaste y cómo hoy me acompañaste solo para seguir viéndola a ella.Marina añadió, sin mostrar emoción: —De todos modos, yo no pierdo nada. Pero Sofía ya ha perdido toda su beca y su ayuda económica. No me quiero imaginar qué le sucederá a Sofía si
Cuando Marina llegó a la empresa de Regina, esta estaba emocionada mirando las recién ingresadas cifras en su cuenta.—¡Marina! ¡Eres increíble! ¿No crees que ese desgraciado debe estar pasándolo mal ahora?Regina no había esperado que Sergio pudiera pagar una suma tan grande. Ella nunca rechazaría el dinero, y aunque hubo un pequeño revuelo, esta vez salieron ganando sin duda alguna.—¿Ya recibiste la compensación?Apenas había pasado una hora, incluso Regina estaba sorprendida por semejante rapidez.—Supongo que usó su cuenta personal para transferir el dinero a mi empresa. De lo contrario, no habría llegado tan rápido. Ay, Sergio... seguro que lo hizo para evitar una vergüenza.Marina, al ver que no estaban Xavier ni Felipe en la empresa, no pudo evitar preguntarle: —Y ellos ¿dónde están? Con algo tan grande ocurriendo en la empresa, ¿por qué no están aquí?—Con ese carácter de Xavier, desde que se enteró del problema en la empresa, desapareció. Incluso me pidió que no te lo dijera
Sergio había regresado temprano. Al ver a Marina, Carmen se adelantó con entusiasmo para recibirla:—Señora, ¿cómo le fue en la reunión?—¿Reunión?Marina echó un vistazo a Sergio, que estaba sentado en el sofá del salón leyendo el periódico. Así que era esa la mentira que él había contado.Marina sonrió y dijo: —La reunión estuvo bastante bien.—En realidad, el señor debería haberla traído de regreso. Es muy peligroso andar por ahí sola por la noche.—No te preocupes, él me dejó el carro.Hoy, cuando salió del centro comercial, se llevó el carro con el que Sergio había venido. Solo pensar en cómo Sergio, que siempre tenía un conductor privado a su disposición, tuvo que tomar un taxi de regreso a casa, le hizo sentir que se había desquitado un poco.—Carmen, si no hay nada más, puede irse a casa. Tenemos algunos asuntos que atender esta noche.Sergio echó un vistazo a Marina, y el “algunos asuntos” en sus palabras de repente cambió de tono.Carmen, contenta, dijo: —Muy bien, voy a re
Marina bajó del coche. No había tenido oportunidad de contarle a Regina que Sergio había comprado un piso para Sofía. No esperaba que Sergio actuara tan rápido y ya quisiera que Sofía se mudara.—Señora...Jaime, al oír el ruido, se sorprendió al ver a Marina. ¿Podría ser que el señor sabía que la señora regresaría a esta hora y lo hizo a propósito?—No te preocupes, Jaime. Sigue con lo tuyo.Marina parecía indiferente, pero Jaime estaba nervioso. ¡La situación se estaba convirtiendo en un verdadero campo de batalla!—Señorita Sánchez, no estarás enojada, ¿verdad? A partir de ahora seremos vecinas, nos vamos a ver de vez en cuando.Marina ya se había volteado, pero al escuchar las palabras exageradamente melosas de Sofía, se volteó y le dijo: —¿Vecinas? ¿Qué tipo de vecinas?Sofía, sintiéndose confiada, respondió: —Voy a vivir también en este conjunto, ¿no seremos vecinas entonces?—¿De verdad crees que solo por vivir en este vecindario, te hace nuestra vecina?Marina se rio y señaló
Marina se sentó en su asiento, fingiendo desinterés.—Sí.—¿Tiene algo que ver conmigo?—…De alguna manera, sí —dijo Alejandro: —Esta mañana, mi hermano mencionó que hubo un problema en el grupo Blanco. Es información interna, supongo que tú aún no lo sabes.—¿Has venido solo para contarme chismes sobre el grupo Blanco?La cara de Alejandro se ruborizó incontrolablemente por un momento, luego apartó la mirada y le dijo:—No malinterpretes. Solo quiero sacar algo de información sobre el grupo Blanco de ti.—Sé menos que tú.Marina dejó de bromear con Alejandro y le preguntó: —¿Qué es lo que ha pasado exactamente?—Se filtraron algunos registros financieros comprometedores del grupo Blanco, lo que ha provocado la ruptura de varias cadenas de financiación. Todas las colaboraciones con instituciones extranjeras se han suspendido, y es probable que pronto el grupo Blanco tenga que enfrentarse a una auditoría, lo que podría resultar en pérdidas significativas.Al mencionar las institucione