GIANNA RICCILeonel se asomó para poder verme a los ojos. En cuanto yo desvié la mirada, me tomó por el mentón, haciendo que levantara el rostro hacia él. —¿Estás bromeando? —su pregunta parecía sincera.—¡No! —desvié el rostro, librándome de su agarre—. ¡Por favor! Yo no tenía los ojos de color ni el cabello rubio o tan negro y bonito como el de Gianna. Mi piel no era pálida y…—No puede ser cierto… —dijo divertido y cuando fruncí el ceño, ofendida, se arrepintió de burlarse—. Evelyn, ¿te estás escuchando? »Entiendo que Gianna es muy bonita, tiene rasgos finos, ojos grandes y azules, si es guapa, pero Evelyn era preciosa también. —De pronto sacó ese pedazo de foto donde aparecía yo con el vestido de novia—. Tenías una piel hermosa, color canela, tan tersa que era como acariciar la seda más fina. Esos labios carnosos que cuando pintabas de rojo te hacían ver tan sensual y provocativa, y esa mirada firme y profunda, cejas bien delineadas y ojos grandes. Eras una preciosidad. »Sin habl
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