La sala se encuentra en total silencio, de tal modo que, de caer un alfiler, se pudiese escuchar su sonido. De repente, Demitrius siente que una neblina cubre todo y solo lo deja visualizar a un padre que aún no supera la muerte de su hija. Beatriz no fue la única hija que tuvo Caesar; sin embargo, era su consentida. Él nunca vivió con Eleonor o se involucró en su crianza, para él era suficiente enviarle dinero hasta que llegó el día de necesitarla y vengar la muerte de su hermana. Fue lenta y amarga la espera, pero será dulce el resultado, piensa él. Él desvía su mirada hacia Ann, quien lo observa con intriga, luego mira a su viejo amigo.—Dionisio, también es un gusto volver a verte. Sé que no esperaban mi presencia, ya que nunca he asistido a ninguna de las reuniones; no obstante, me enorgullece saber que ya soy lo suficientemente bueno para pertenecer al corporativo de los Constantino - dice en tono maldoso y voltea a ver a Demitrius, quien oculta muy bien su desconcierto. —Mi qu
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