En la comisaría.Mia detuvo su llanto, se acercó a un guardia.—Necesito hacer una llamada.—Ahora no, señora.—¡Exigió ver a un abogado!El guardia recapacitó, la dejó ir a los teléfonos.Mia llamó a sus tíos, pero, ninguno respondió, estaba nerviosa, no tenìa a nadie más. Con sus padrinos de viaje, solo quedaba el abuelo, pero no podía llamarlo.Decidió llamar a Luca.Luca estaba con Helena, quien curaba su resaca.Helena respondió.—Hola.—Necesito hablar con Luca, urgente, habla Mia Estévez.—Prima, soy yo, Helena, ¿qué pasa? Te escuchas alterada.—¡Helena, estoy detenida, por favor, tienes que ayudarme! Arturo me abandonó, Arturo me echó de su lado.—¡¿Qué has dicho?!***Mia pasó las siguientes tres horas ahí, estaba destrozada, sola.Pensó en sus padres, y nunca se sintió tan sola como en ese momento.De pronto, abrieron la celda.—Está libre, señora.Mia salió de ahí y encontró a Luca y a Helena, abrazó a su prima.—¡Gracias!—Mia, ¿qué fue lo que pasó?Salieron de ahí, pero ju
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