Sin perder tiempo, apenas apareció, Lykan se acercó a Anna, quien, de un ágil salto, se montó sobre su lomo y se aferró a su pelaje fuertemente.Corriendo a toda velocidad, Lykan se dirigió directamente a la bifurcación para cortarle el paso a Aníketos, el cual, al verlos, detuvo bruscamente su carrera y les rugió con fiereza― ¡Ya basta Aníketos! ―exclamó Anna aferrándose con dedos temblorosos al pelaje de Lykan― ¡Anna! ¿Qué estás haciendo? ―le gritó Marcia al ver a la joven ― ¡Aléjate de él! ―Sin apartar los ojos de su padre, Anna le hizo un gesto con su mano para pedirle que guardara silencio.―Por favor Aníketos, detente ―le pidió Anna en un suave, pero autoritario tonoLejos de obedecer o de cambiar de opinión, la criatura gruñó e hizo crujir sus garras, lo que hizo que Lykan también gruñera y adoptara una posición defensiva, pues, su prioridad, era la protección de su Luna.―Tranquilo Lykan ―susurró Anna ―No debes provocarlo ―Intentando pasar de ellos, Aníketos intentó avanza
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