El mundo parece correr a una velocidad sorprendente, parece que no se detiene; nos atrae a su atmósfera y nos acelera la vida. Podemos perdernos de mucho en el proceso; como de encontrar ese amor que se convierte en un refugio seguro donde el corazón puede latir sin miedo y que despierta un anhelo profundo de conexión y pertenencia.Algunos dicen que su búsqueda comienza con el autodescubrimiento, un peregrinaje hacia el interior de nuestro ser, aceptando las sombras que cargamos y dejando que se entrelacen con los sueños sobre el futuro. Otros creen que es un hecho fortuito destinado a suceder. ¿Alguien lo sabrá con exactitud?Lo que sí se sabe es que cuando finalmente lo encontramos, se siente como un nuevo amanecer que ilumina el cielo de nuestra existencia, pintando de colores cálidos y vibrantes el lienzo de nuestra vida. Es un abrazo que nos envuelve en su calor, un susurro que nos hace sentir vivos, un latido que nos recuerda que no estamos solos. Es el milagro de encontrar un
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