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Todos los capítulos de Una esposa para mi hermano: Capítulo 191 - Capítulo 200
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Un nuevo capítulo
Los tres cruzaron la puerta de la habitación ansiosos, expectantes. Pero lo que vieron los dejó congelados. Sus pequeñas hermanitas los estaban esperando para conocerlos y era muy diminutas.La primera en acercarse fue Naomi, se acercó a Deanna. La cara se la transformaba con cada paso, a medida que más cerca estaba y finalmente, parada al lado de la cama se largó a llorar como ella lo hacía: como una desquiciada. Deanna sonreía y la tomaba de la mano.- No llores, muñeca… -- ¡Es tan pequeñita! – Fue lo que dijo y continuó con su llanto.En cambio, Ethan se aproximó a Daniel. Él, como su padre, no necesitaba de muchas palabras para expresarse, lo hacía a través de sus ojos. Miró a su nueva hermana y luego directo a la cara de Daniel y la comunicación fue instantánea. Ambos sonrieron, orgullosos. Pero, aunque él también quería conocerlas, la principal preocupación de Jonathan era su mamá. Le pidió a Naomi que lo subiera junto a Deanna y se quedó mirándola un rato largo, como buscand
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Tú eres el primer amor que conozco, mamá
Volver a casa con sus hijas representó otro desafío para Deanna, si no fuera porque Daniel ya tenía experiencia seguramente perdería la cabeza.- No entiendo que tantas dudas tienes, nena –- Quiero hacerlo bien –- Y lo harás, siempre lo haces. Entiendo que es natural en las mujeres atender a los bebés… Aunque no sé cómo funciona – Le dijo, mientras se inclinaba sobre la cuna de una de las niñas.- No ayudas, Leonard –- Pero puedo aprender y si yo puedo, tú también. Además, el imbécil ese sabe mucho más que nosotros –Deanna observó un poco a su padre, la expresión de maravilla en su rostro.- Pareciera que nunca viste un bebé – Le dijo.- He visto, pero no así de bonitas. Es… increíble –- ¿Has pensado en tener hijos con Susan? –- ¿Eh? ¿A mi edad? No… Susan me dijo que no quiere tener hijos y es respetable… La verdad, no sé si sería un buen padre… No sé si seré un buen esposo –- ¿Y qué pasa si un día cambia de parecer? –- Pues… Supongo que tendrás un hermano… No lo sé… Le daría
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Eres mi hijo, pero no eres yo
Ethan Crusher se acercó a ella despacio, la miró primero desde la puerta mientras mecía a su hermanita y le cantaba para que durmiera. Deanna levantó la vista y vio su mirada curiosa y luminosa, siempre la había tenido. Un joven caballero; y estaba tan grande ahora.Él entró alentado por su sonrisa. Para él no era su mamá, como para Jonathan, era su amiga. Emily seguía presente siempre en su memoria y en su corazón. Y de ella había heredado los ojos y la sonrisa, el cabello y los modos elegantes. Su estructura y la expresión severa, eran de Daniel.- ¿Cómo están? – Le preguntó susurrando.- Están bien… -- ¿Y tú? –- También –Se sentó cerca, tomando uno de los conejitos rosas en sus manos.- Dime que sucede – Le dijo Deanna.- Tengo dudas… con respecto a la universidad –- ¿Qué pasa? –- Tendré que irme lejos… Es emocionante, pero también me da algo de miedo, no quiero decepcionar a papá –- Dudo que puedas hacer algo para decepcionarlo, eres su orgullo –- Si, y eso pesa un poco ¿sa
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Papá eres mi primer amor
Ethan se fue con todas esas dudas, pero encontró su camino y a Ruth, una jovencita risueña de cabello corto que lo flechó en poco tiempo.Las niñas dijeron su primera palabra: “Papá”, para indignación de Deanna. Fue una reacción en cadena; Audrey seguía siendo apenas más pequeña que Grace, pero tenía una energía imparable, era la más curiosa, la más activa, la más inquieta.Así como Deanna se había alejado del teatro para dedicarse a tiempo completo a su hogar y su familia, Daniel espaciaba las visitas a la empresa, delegando más en Harry y algunos socios. Pasaba más tiempo en su casa, quizá trabajando desde su oficina, parecía que no quería perderse de nada. Y justamente, ese día, lo estaba haciendo con ambas niñas dentro de su corral de juegos.Era fácil, era relajante y a él le encantaba levantar la vista de todos esos balances para observarlas moverse, escucharlas balbucear y a veces conversaba con ellas, aunque no recibiera respuesta. Ambas lo oían atentas y agitaban manos y pies
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La complicidad del amor
Harry también disfrutaba de su nueva vida, cada vez más. Emma estaba creciendo para parecerse cada vez más a Laura, pero su ímpetu, su energía y su dulzura eran suyos propios. A pesar de esos primeros años difíciles, la niña tenía una resiliencia increíble y un enamoramiento infantil por su padrino.Al principio las pequeñas mellizas les había parecido muy bonitas, como muñecas. Pero a medida que veía a Daniel sostenerlas, besarlas y cargarlas; ya no les caía tan bien. Muchas veces había reaccionado con berrinches y llanto descontrolado cuando sentía que su padrino no le prestaba la misma atención.- ¡Ni siquiera a mí me hace esto con Ryan! – Dijo Harry ofendido.- Es que Daniel es su primer amor, Harry. Eso no quiere decir que no te ama – Le explicaba Amanda.- Soy más guapo – Echaba leña al fuego, Daniel.- ¡Claro que no le eres! ¡Eres más viejo! – Respondió Harry.- Sigo siendo más guapo que tú –Y es que Daniel la pasaba genial rodeado de “todas sus mujeres”; Deanna, sus hijas, Em
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Volver a empezar
Leonard Reed se frotaba las manos, nervioso. Estaba impecable, muy elegante y pulcro. Deanna lo observaba de reojo y se le dibujaban sonrisas al verle las expresiones.- ¿Estás nervioso? –- No… -- Mentiroso –- Bueno… un poco tal vez –- Estás muy guapo –- ¿Verdad? –Nunca fallaba apelarle al ego. Se observó una vez más en el espejo dándose retoques, acomodándose el saco y la flor de su ojal. Se le hacía larga la espera, pero entre los nervios también se le asomaba algo extraño: un sentido de realización.Su camino fue tortuoso, comenzando con esa infancia infeliz, siguiendo con la separación de un amor y continuando con 25 años de un matrimonio desastroso. Y ahora estaba a minutos de concretar un sueño; así se había sentido cuando la vio subir los primeros escalones en el Ambassador para su audición con Feni.Era otro hombre, uno renacido del medio del dolor. Y la artífice de ese renacimiento estaba preciosa parada junto a él, tratando de calmarlo y darle aliento. Hoy su familia s
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El tiempo es el gran maestro del amor
Leonard no se aguantó, se llevó a Marcus a un rincón del salón y le contó lo que Deanna tenía planeado.-Esta vez, si lo llamas a Sacha te voy a matar – Lo amenazó Marcus.-No quiere viajar, quiere cantar otra vez y quiere hacerlo aquí –- ¡Dios! Hace tanto que espero esto –-Lo sé, pero tenemos que hacerlo con cuidado. Sé que Crusher moverá lo que haya que mover y se pondrá de niñero; pero por las dudas averíguame como acondicionamos parte del teatro para las niñas. Yo pongo el dinero –- Obviamente pondrás el dinero, haré lo que sea por volverla a ver brillar en mi escenario –La felicidad de estar casado con la mujer que amaba y la de la expectativa por escuchar los aplausos para su hija, lo volvieron loco. Estaba desatado. Abrazaba a Susan cada vez que podía y la besaba delante de quien fuera, hasta de Camila.Y mientras los niños se entretenían en la sección exclusiva para ellos; los adultos disfrutaban de la velada. Daniel se pegó al cuerpo de su esposa para bailar con ella las
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Gracias
Bueno, queda poco. Ya se termina...De nuevo el agradecimiento a todos: a los que llegaron hasta el final y para los que se quedaron el camino.Honestamente, yo ya la había concluído y comenzado una nueva historia; pero me contactaron y me pidieron más capítulos. Me comprometí y cumplí. Me costó mucho terminar estos últimos momentos; no tenía inspiración. Pero la vida está llena de inspiración y solo necesité observar a mi alrededor. Quise darle un toque final reflejando los distintos tipos de amor que se fueron desarrollando durante la trama. No solo el amor romántico, sino también esos amores más sencillos que nos tocan todos los días. La famila. La famila es el núcleo que Daniel y Deanna crearon luego de un comienzo dificultoso. Me pregunté ¿Por qué no mostrar eso también? El romanticismo se sustenta, a mi manera de comprenderlo, en muchas otras cosas, cosas que lo hacen posible: la paciencia, la determinación, la comprensión, el sosiego y la necesidad. Eso quise traerles, no sé
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El hechizo del teatro
El Ambassador se estiró, se escurrió el sueño y abrió los ojos.La luna de miel ya había pasado, los meses ya habían pasado. Era hora.El equipo técnico comenzó a montar el escenario, ajustando cada pieza del decorado según los planos diseñados por Marcus, con las sugerencias de Leonard. La iluminación es clave, y los técnicos pasan horas programando las luces, creando los efectos necesarios para cada escena, y asegurándose de que todo esté sincronizado con la música; de que todo sea perfecto. El hormiguero empezaba a sentirse.La vestuarista y sus asistentes ajustaban los vestuarios, que han sido cuidadosamente diseñados y confeccionados para adaptarse a los movimientos y las exigencias de cada interpretación. Los maquilladores y peluqueros buscaban sus materiales y ordenaban cada uno de ellos con precisión.En el foso de la orquesta, los músicos afinaban sus instrumentos, ajustando la acústica del espacio; buscando la posición más cómoda, las distancias correctas y el director estab
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No puedo nada más si ti
El sol se comenzaba a colar por entre las cortinas de la ventana. Deanna dormía sobre el pecho de su esposo y Daniel la abrazaba. La cama era un desastre, la habitación era un desastre.La pasión de haber regresado, el deseo por ese hombre y el amor que compartían; desató una oleada incontenible de bocas, manos y cuerpos que se tocaban, se besaban y se conectaban. Entre grosería, jadeos, gemidos y declaraciones de amor; ambos habían dejado salir todos los sentimientos. Deanna llevaba las marcas de sus dedos en las piernas y Daniel el labio mordido por su esposa.Pero ese rayo de sol insistente le dio de lleno en la cara y ella se estiró molesta. Se sentía cómoda y cálida entre sus brazos; Daniel también se movió. Por un momento permanecieron despiertos, pero letárgicos. La piel se les sentía todavía ardiente. Deanna abrió los ojos lentamente y lo miró a la cara, su cabello despeinado y el brillo en sus ojos que siempre la hacía sentir sensual.-Buenos días - Le susurró con voz ronca
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