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Todos los capítulos de Mi Caliente Cliente Esconde Algo : Capítulo 51 - Capítulo 60
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49: Renunciar.
Narra René.En cuanto mi familia se fue lo que hicimos después de cenar fue: yo volví a limpiar su herida, le di sus pastillas, y caímos profundamente dormidos.Abro los ojos sintiéndome algo agitado, pero intento calmarme al ver a Marina plácidamente dormida a mi lado. Mi corazón no deja de latir con fuerza y un nudo se instala en mi garganta para cuando entro al baño y veo mi reflejo en el espejo.Miro a mí persona, teniendo todos estos temores de cómo será enfrentarme a la vida como una persona completamente normal, y entonces mis pupilas se dilatan.Me siento triste, abatido, por haber dejado esa parte de mí, pero sé que todo esto tiene un propósito.*Flashback*—Oye Hillary, no quiero dejarla sola tanto tiempo, ¿habrá posibilidad de darme una ducha y cambiarme aquí?Aunque la mejor amiga de Marina lo dudó un poco no se tardó el ayudarme con ello. Pronto me estaba dando una ducha, me cambié, y antes de pronunciar una palabra ya él y sus seguidores estaban allí.Tragué hondo y par
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50: Me quieres subir el azúcar.
Narra Marina.—No nos hemos ido, queremos verte antes —dice mi madre, y mi silencio es la respuesta—. Nos iremos el domingo, Marina. De verdad, nos gustaría hablar contigo de algo importante.—Te llamaré cuando me sienta mejor, madre. Gracias por llamar, adi-...—Hija...—Dime, papá.—Te queremos.—Claro. Tengan feliz día —cuelgo la llamada y dejo el teléfono a un lado de la cafetera.No los quiero ver más, ¿por qué no respetan mi decisión?Quiero echar la cantidad de agua en la cafetera pero luego recuerdo que en alguna parte René tiene su colador así que lo busco, y recordando cómo lo hace, sigo sus pasos.Una sonrisa se forma en mis labios cuando recibo como respuesta a la foto de mi travesía una video llamada de mi hombre.—Dios. Mi sueño se hizo realidad; mi mujer en nuestra casa recién despierta preparando el café como se debe, con colador.La risa que suelto lo contagia. Luego tenemos estos diez segundos mirándonos a la cara, simplemente disfrutando de nuestra sonrisa y ese peq
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51: Un pacto con el diablo.
Narra Marina.Mis latidos se aceleran cuando lo dejo pasar. Este comienza a hablar diciendo que supo lo que me ocurrió y que le alegra saber que estoy bien, y yo, solo asintiendo y ansiosa, le pido que me dé respuesta.—¿Por qué vino tan rápido?—Bueno, digamos que el señor Duque podrá muy bien ocultar su vida amorosa, pero no su estado financiero.—¿De qué habla? Ambos nos sentamos casi frente al otro sobre el mueble de cuero, y entonces él prosigue sacando una carpeta llena de fotos; fotos de toda la familia Duque y sus estados de cuenta.—Señorita Grimaldi, el señor Duque por muchos años ha estado invirtiendo sus fondos en toda su familia.—Bueno... Eso no lo sabía, pero tampoco es algo de lo que deba preocuparse uno, es decir, es su familia.Pienso en lo que es mi familia y el corazón se me revuelve, puesto que jamás podría desarrollar un amor así por ellos.—¿Qué tanto lo conoce?—Lo suficiente como para saber que quiere a su familia.—Señorita Grimaldi. Voy a ser claro en esto
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52: Una apuesta mal pagada.
Narra René.—¿Pero está bien? —me cuestiona Gregory.—Sí. Ella está bien.—Entonces quédate tranquilo, compadre. Hoy es un día importante.Asiento hacia mi amigo el venezolano y seguimos platicando acerca de las nuevas reglas que ha impuesto la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol, entre ellas, una que me preocupa; los nuevos lineamientos para determinar el mejor jugador del año en la competencia mundial.—¿Listo, campeón? —Gregory me anima.—Nos vemos después del juego —le digo, a lo que este sacude su mano despidiéndose y yéndose del lugar en donde estamos hospedados.Por última vez veo el teléfono; después de enviarle la foto mía con el uniforme a Marina esta solo reaccionó con un corazón, así que me dejó creyendo, aunado a la respuesta de mi llamada, que algo realmente raro le sucede.Vuelvo con el equipo, y Dawn, uno de los Pitchers, finalmente se acerca.—¿Estás bien?Los demás, desde ayer, solo se han limitado a mirarme de lejos y saludar a medias, pero no los culpo. Prim
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53: Estando juntos.
Narra Marina.Las horas para mí pasan llenas de angustia, con un mal presentimiento en el pecho y esa sensación de que no estoy sola; sin embargo, mientras intento limpiar mi habitación y luego la cocina con algo de música, me mentalizo que solo son cosas mías. Me obligo a pensar que es imposible todo lo que el detective insinuó, lo que pensé, investigué y vi, por mi bien, y por el bien de mi relación con René.Me obligo a pensar que el beisbolista solo ha tenido muy buena suerte con los negocios, que es prospero y nada de malo hay en ello. Es lo que ha construido a través de los años, es lo que con mucho sacrificio y superación personal se ha ganado. No tengo por qué cuestionarlo, mucho menos de una forma tan retorcida.El timbre suena justo cuando quiero responder a la imagen de René con ese uniforme que a pesar de vérsele un poco grande, le luce exquisito, y ya preparada para lo que vendrá, abro la puerta.Rebecca y Manuelle me sonríen ampliamente con un bolso en ambas manos.—Pens
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54: Al inicio y al final.
Narra René.Antes de pisar el avión que nos llevará a Detroit le echo un vistazo al mensaje de Marina."Te quiero, y siempre voy a estar orgullosa de ti. Las derrotas también son parte de la vida."Claro. Ahora lo entiendo, pero mi antiguo yo no lo hacía, detestaba las derrotas. Y ahora solo sufro las consecuencias de mis actos.Le respondo dándole las gracias por sus palabras, y también le digo que la llamaré mañana en la mañana. La extraño, la necesito, pero no puedo hacer nada al respecto; yo tengo que seguir al menos con mi responsabilidad y ella no merece arriesgar su bienestar por mí.Suelto una risa amarga, que me quema despacio, pues yo soy y seré el culpable de su destino.Barnsley pasa por mi lado tropezando mi hombro y solo volteo la cara para no tener que enfrentar su mirada. Somos buenos compañeros, pero sé que en fondo me odia por mi desempeño hoy, pues, es el capitán del equipo, y esto de alguna manera recae más sobre él. Y ni qué hablar del entrenador Weiner.Patch no
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55: A fuego lento (1)
Narra Marina.El viaje a Detroit estuvo mucho más difícil que cualquier otro que hubiese vivido. A decir verdad, fue el primer viaje que hice sola, sin planear, solo guiándome por mi corazón; sin importar que el dolor en mi cuello estaba matándome al igual que el de mis costillas.Pero ahora me remuevo en la cama, y aquí lo veo. René está boca abajo alejado de mí, pero su mano tiene la mía entrelazada. Tengo una buena vista de su trasero, de su espalda llena de algunas espinillas que jamás había visto, pero a pesar de que esté diferente a como lo conocí, sigue causando que mi cuerpo se altere.Echo una mirada hacia abajo, mis pezones están más que despiertos, y eso se debe a que no estoy arropada, hace mucho frío, y cómo no, por la presencia del beisbolista luciendo así para mí.Muerdo mi labio sintiendo cómo mi abdomen bajo se conmueve cuando él gira su cabeza de repente, y ronca levemente. Sus labios lucen resecos, su rostro agotado, y puedo notar lo tenso que están sus hombros.No
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56: A fuego lento (2)
—Cariño, no hay nada que me haga más feliz que me digas tus más profundos secretos y sentimientos.Es aquí en donde le explico mi historia. Como él lo sabe, sólo viví dos años en Italia; mi familia, incluyendo los padres de mi papá, se vinieron a Chicago para tener una mejor calidad de vida, más oportunidades de trabajo. Cuando tenía siete años mis padres se mudaron a Maywood porque unos amigos lejanos les consiguieron un buen puesto de trabajo; sin embargo, el lugar en donde se hospedarían no permitían niños, solo adolescentes mayores de 14 años, así que me quedé a vivir en Chicago con mis abuelos, sin problema alguno.Las cosas comenzaron a cambiar cuando por alguna razón ellos se sumieron demasiado en el trabajo, dejaron de hacer visitas mensuales, ya no tenían tiempo para llamarme. Los abuelos me decían que, ya que ellos nos mantenían, demandaba demasiado tiempo trabajando. Yo estaba pequeña, no lo entendía. Entonces, cuando cumplí catorce años y no me llevaron con ellos por sus t
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57: Completamente.
Narra René. Faltan solo tres horas para que empiece el partido contra los tigres de Detroit y me encuentro extrañando el tacto de mi bella chica, mientras estoy sentado en una sala de juntas de un hospital. Patch me ve intentando no perder la paciencia, aunque luce también preocupado. Billis es el que se encuentra a mi lado apretando mi hombro de vez en cuando mientras el entrenador Weiner entra hablando finalmente con el médico que me atendió en todo el proceso esta mañana. En línea, a través de la pantalla de la laptop en vídeo llamada se encuentra director administrativo del equipo, el dueño de los Cubs, el presidente y su secretaria. Weiner ve directamente a la cámara cuando junto con el doctor se sientan a mi alrededor, con una carpeta en mano. —No son buenas noticias —Weiner informa, dejándome un hueco en el pecho. —Hay lesiones que no han sanado, sus valores están muy bajos, y ni qué hablar del peso. 8 kilos perdidos desde el último dato; debido a su altura esto causa de
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58: No es lo que piensas.
Narra Marina.El sábado, ese mismo día en que a René le dieron aquella noticia, terminamos la noche acurrucados con el otro mientras veíamos una película y comíamos un paquete de galletas de limón dietéticas. Resulta que a mi hombre le han detectado diabetes y sé que debo apoyarlo; además, me pareció buena idea que nuestro largo día terminara con cierto tono dulce, en todos lo sentidos.Me encargué de hacerlo dormir con una terapia de masajes que se estaba rehusando a recibir, justificándolo porque según él yo había hecho suficiente por sí.Y la verdad es que jamás sentiré que lo que le doy es suficiente. Desde hace unos días solo siento que tengo que entregarme a él de todas las formas posibles, y me impresiona lo mucho que mi pensamiento ha cambiado desde el primer momento en que me enteré de sus sentimientos por mí.El día domingo por la mañana, antes de que este se despertara, me contacté con su entrenador personal, Billis Clark, ya que sabía que todo lo que le diría al menos lo
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