Danna no sabía si llegar a su casa o dormir en la casa de su padre. Mientras, Daniel llegó a su vivienda con la melancolía de saber que era el sueño de su vida, que, con esfuerzo y dedicación, había creado aquel palacio, pero, ahora no sabía si venderla o hacer que la mujer para la que él hizo el esfuerzo, la viviera con los hijos que un día soñó tener.Subió las escaleras que comunicaban el segundo piso y entró a su alcoba, notó que todo estaba impecable. Pero, aun así la soledad merodeaba aquel cuarto y eso lo llenó de un sentimiento desagradable.Daniel se sentó en la cama y frotó su rostro con sus manos mientras pensaba en todo, su vida había caído en un vacío oscuro del que no podía salir. Dejó que emergieran las lágrimas y recorrieran sus mejillas. Miró un portarretrato que estaba en la mesi
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