Mis ojos se llenaron de lágrimas, no sabía qué hacer, tenía mucho miedo. El celular se resbaló de mis manos y me hice bola en el sillón, soltaba las gordas lágrimas son rapidez y el pánico comenzaba a apoderarse de mí.Solté un pequeño salto cuando mi celular comenzó a sonar. No quería responder, me aterraba que fuera a ser él. Sin embargo, con las manos temblorosas, casi imposible de sostener el dispositivo, decidí contestar.Al ver que era un número desconocido lo dudé por un momento, dejé que se perdiera la primera llamada y la segunda, a la tercera decidí contestar y encarar a Carl, decirle que me dejara en paz.—¡Deja de llamarme! —grité exasperada—, ¡¿no lo entiendes?! ¡No te quiero volver a ver más!Solté el llanto, no me importaba que él me escuchara, estaba cansada de esa situación, de ese miedo que ahora reinaba en mí.—Wao, no sabía que me recibirías así —escuché una voz tranquila, pero sonaba algo triste.Mis ojos se abrieron como platos. Ese no era Carl, no, ¡era Walter!
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