Zaideth: la nadaAl principio, lo sentí como un reto. Cuando comencé como profesora de lenguas en un instituto de ricos para los últimos grados, lo vi como un desafío: ganarme el respeto de los estudiantes, que prestaran atención en las clases y que aprendieran de verdad.Al principio, cuando me veían como una novata, varios chicos, sobre todo de último año, se acercaron, restregándome sus apellidos importantes e intentando sobornarme para que les pasara la materia. Otros, intentaron seducirme para que me acostara con ellos.Claro, para ese tiempo, recién salidita de la universidad, seguía gozando de un buen cuerpo, de hecho, había comenzado a practicar natación y algunas veces, sobre todo los fines de semana, salía a trotar con Carl.Para ese tiempo pensaba que el trabajar en el colegio era un tema momentáneo. Por eso, a cada uno de ellos, lo hice per
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