Ian escribía lindas cartas, le encantaba la idea de poder leer lo que llegó a escribir.Comenzó a buscar por todo el cuarto de estudio más de esas cartas, mientras, iba limpiando, para tener una excusa si Ian llegaba a entrar.Entonces, cuando creía que solo había una, encontró en un cajón una pequeña caja marrón de regalo con un pequeño paquete de cartas.Se sentó en el piso, con la caja sobre las piernas cruzadas y comenzó a leer, aún teniendo la frente perlada de sudor.“Querida, Emy. Anoche me he desahogado escribiéndote palabras en mi celular, palabras que tú nunca leerás, claro está. Acabo de ver un video donde se habla del contacto cero y me hizo recordar que antes de conocerte, cuando yo quería superar lo que sentía por alguien, me retaba a pasar cierto tipo de tiemp
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