Aunque me mortifica que el Alfa Anders me viera sentada en el regazo de Clint, aunque no pasara nada, me preocupa más lo que va a pasar después. Ahora, no sólo uno, sino dos Alfas sabrán que soy una Guardiana. Si tuviera idea de adónde ir, correría.Como si percibiera mi incomodidad, Clint se acerca por detrás y me roza los brazos con las manos. “Dijiste que confiabas en mí, ¿verdad?”, me pregunta, girándome hacia él.“Sí”, digo en voz baja.“Entonces confía en mí; no dejaré que te pase nada. No dejaré que Anders o Patrick te obliguen a ningún tipo de vínculo de pareja. No creo que ninguno de ellos lo haga, pero si eso te ayuda a sentirte segura, debes saber que nunca dejaré que eso ocurra”. Se inclina y me besa la frente. Está demasiado cerca. Puedo sentir el calor de su pecho a través de mi ropa. No sé si es porque acaba de ducharse, pero huele a tarta de manzana caliente, recién salida del horno. Huele a hogar, a mi lugar de felicidad personal, y se me hace la boca agua.La ca
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