OliviaLa luz del atardecer se filtraba a través de las cortinas de nuestra casa en Roma, creando un aura cálida y dorada que llenaba cada rincón. A pesar de la serenidad del entorno, mi corazón latía desbocado, recordándome constantemente la vida agitada que llevábamos. Enzo y yo siempre estábamos inmersos en el mundo de la mafia y las empresas Cavalli, un entorno que siempre parecía estar en ebullición, incluso aquí, en nuestra apacible casa.Con el embarazo avanzando, mis fuerzas se desvanecían lentamente. Tenía que admitirlo: los días se hacían eternos, y mi cuerpo, cada vez más pesado, me pedía descanso. Pero Enzo, mi amado esposo, nunca se alejaba de mí. Era mi roca, un centinela atento a mis necesidades.Su mirada siempre estaba cargada de una mezcla de preocupación y admiración, como si cada día viera un nuevo destello de belleza en mí, incluso en esta fase de mi vida que, para muchas, podría considerarse menos que ideal.Mientras él revisaba documentos de la empresa, tenía la
Leer más