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Todos los capítulos de Una Monja para el Mafioso: Capítulo 21 - Capítulo 30
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21 - Detestable igual que tu madre.
DANISHKA No creí que fuera capaz de hacer aquello, pero mi mente no estaba conectada con mi cuerpo en ese momento, y actuó por puro impulso. Hasta ahora, siento el cosquilleo sobre mis labios, causados por su barba creciente. Estaba tan guapo el día de hoy, y eso no mejora mi estabilidad para con mi propósito. No puedo sentir nada por él, aunque sea casi imposible evitarlo, si todos los días nos cruzamos, y todos los días está tan sexi. Quizás, debería cambiar mi forma de vestir. Usar algo más flojo, así no lo hago caer en tentación, porque eso existe. El diablo nos rodea constantemente, más en un mundo como este. — ¿En qué piensas? — preguntó su mejor amiga. — En que la maldad nos rodea. El diablo está presente en un mundo como este. — Marta arqueó la ceja, y luego frunció el entrecejo —. Aquí la tentación abunda. Mi mejor amiga sonríe, al parecer comprendiendo mi dilema. — En eso tienes razón. Ya estuve a punto de caer en varias ocasiones desde que me metí en esto. — ¡¿Qué?!
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22 - Arrogante e Insufrible.
DANISHKA.¿Cómo que soy detestable?¿Qué rayos quiso decirme?Pero, cuando me di cuenta de sus palabras, él ya había desaparecido, y no tuve el tiempo de preguntar, como conoció a mi madre; aunque, pensándolo bien, si Roman los conocía, ¿por qué él no?Sin embargo, ¿por qué decía que mi madre era detestable?— Dani, ¿qué estás haciendo ahí? — La voz de Marta me trajo de vuelta al mundo. La miré confundida, y observé el libro en mi mano —. ¿Quieres leer? Nunca pierdes la costumbre.— No… solo lo vi y lo tomé. No llama mi atención — respondí.— ¿Quieres salir a dar una vuelta?— ¿Qué sabes de la madre Superiora y las hermanas del convento? — pregunté de golpe.El rostro de mi mejor amiga se contrajo, y la seriedad junto con la confusión invadieron sus ojos.— No tengo idea. No es como que estamos aquí mucho tiempo, Dani. Apenas y me estoy adaptando igual que tú — respondió.— ¿No crees que nos ocultan información que merecemos saber? O sea, sé que mi cabeza está algo descompuesta — digo
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23 - ¿Volverse loca?
DANISHKA. Debía pensar en cómo salir de aquí, una estrategia de escape, una idea alucinante para no ser detectada. Lo estaba pensando, mientras me sentaba en el sillón de mi habitación con vista la entrada, jugando con la tarjeta que Roman me había dado. La seguridad había aumentado considerablemente y entendía. El hombre que había causado pérdidas en el negocio de Roman, venía para negociar, y estoy segura, que quería mi cabeza. Yo soy el comodín de esta historia de terror. Una camioneta llega, y de él bajan dos hombres. Detrás se estacionan otros vehículos. Uno en particular, se queda parado, observando todo el panorama, hasta que sus ojos se conectan con los míos. Me sonríe y realiza un asentimiento de cabeza a modo de saludo. Frunzo el ceño, y un leve recuerdo se apodera de mi mente. — Debes esconderte. Ellos vendrán por ti, y no podré evitarlo — dijo el joven, mirándome a los ojos con preocupación. — Debo pelear. Mi familia está en peligro. — No puedes. Ellos son muchos — i
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24 - No descansaré hasta encontrarlo.
DANISHKA.El oscuro abismo del desmayo me había tragado por completo, y cuando finalmente emergí de su abrazo implacable, lo primero que noté fue el peso a un lado de mi cama. Era como si el mundo estuviera todavía un poco borroso, como si mi mente estuviera envuelta en una neblina espesa. Un peso cálido y reconfortante descansaba sobre mi vientre, y cuando mis párpados se batieron con esfuerzo para abrirse, la realidad comenzó a filtrarse de nuevo en mi conciencia.Mis ojos se abrieron lentamente, y al principio, solo pude parpadear ante el brillo de la luz matutina que se filtraba por las cortinas. Pero entonces, la confusión se convirtió en claridad, y me encontré completamente perpleja por lo que vi.Roman.El hombre por el que mi corazón latía con fuerza estaba allí, dormido, con la cabeza inclinada sobre el colchón y el brazo extendido sobre mi vientre. Su presencia era como un faro en la oscuridad, disipando cualquier rastro de miedo o incertidumbre que pudiera haberse aferrado
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25 - Daño Colateral.
ROMAN Estaba algo confundido con lo que había pasado, y más, con lo que me había dicho. Si todo lo que dice es verdad y no parte de una ilusión de su mente; entonces, porque Vlad la salvaría; aunque ciertamente podría ser cualquier miembro de su clan. Sin embargo, algo no cuadraba en esa historia, y es que, por qué le cortarían la cabeza a su madre, a excepción de mi clan. Anoche Vlad actuó muy extraño cuando la vio, y no insistió con su particular forma de actuar; simplemente huyó, lo cual me hace pensar que las palabras de mi mujer, son ciertas y él la recuerda. La reconoció. Por eso ahora, estoy marcando su número en el celular para comunicarme con él. — Vlad, necesitamos hablar urgentemente — digo, apenas contesta. El hombre suelta un suspiro y me da una dirección. Llamo a Saúl avisando de mi salida, y aunque le parece una muy mala idea, lo acepta y prepara a los hombres que irán en cubiertos a cuidar mi espalda, aunque no lo necesite. Cuando salgo del despacho con un arma c
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26 - Una ira irresistible.
DANISHKA.Soy una pelotuda real. Estar haciendo esto es inaudito, pero necesitaba saber que había pasado de los niños y mis hermanas, y Roman no me ha dado respuestas.Habían pasado varios días desde aquella en que había recordado algo, y desde entonces, él se ha mantenido algo distante, es por eso que tomé la decisión de escapar de su mansión. Creo que lo he logrado, porque nadie me ha seguido, y ahora estoy metida dentro de un taxi, rumbo al viejo convento o no sé si sigue siéndolo.Sin embargo, el lugar estaba rodeado por los hombres de Roman, lo sé, porque he reconocido a uno, y eso, me daba una sensación de seguridad como de miedo.Bajé del taxi y caminé hacia la entrada. El hombre al verme, se sorprende, pero mantengo el rostro inexpresivo y lo señalo con el dedo.— No te atrevas a llamarlo y sígueme — ordené.El hombre detuvo sus movimientos, y yo agradecí que mi vos no titubeara en el proceso.— Señora, el jefe debe saber de su paradero — murmuró el hombre atrás mío —, o me me
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27 - Mis cicatrices.
DANISHKA.El trayecto hasta la imponente mansión fue tenso y silencioso. El peso del conflicto con Roman pesaba sobre mí como una losa, y cada vez que miraba hacia él, encontraba su mirada fría y distante, su mandíbula apretada con una furia apenas contenida.Al detenernos frente a la entrada principal, Roman salió del coche con un movimiento brusco y determinado. Su presencia imponente parecía llenar el espacio a su alrededor, y me quedé en el interior del vehículo, esperando con un nudo en el estómago lo que vendría a continuación.Mi corazón dio un vuelco cuando Roman se acercó a la puerta trasera del coche y la abrió de golpe. Sin darme tiempo a reaccionar, me tomó del brazo y me levantó nuevamente sobre sus hombros. La sensación de estar suspendida en el aire, vulnerable y expuesta, me llenó de una mezcla de indignación y temor.— Roman, por favor — supliqué, mi voz temblorosa con la impotencia y la frustración —. Bájame, por favor.Intentando ser un poco más suave. Me estaba can
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28 - Un beso apasionado.
DANISHKA. El corazón latía desbocado en mi pecho mientras Roman me miraba con una intensidad que me hacía sentir desnuda, aunque aún conservara la blusa que me cubría. Su mirada, fría y penetrante, parecía atravesar cada capa de tela, cada barrera que intentaba mantener intacta mi privacidad. — No lo haré — dije con determinación, tratando de mantener mi voz firme a pesar del miedo que me invadía. Roman no parecía dispuesto a aceptar un no como respuesta. Sus ojos, oscuros y despiadados, brillaban con una ira apenas contenida. Me sentí acorralada, como si estuviera a punto de ser devorada por un depredador acechante. — Te lo advierto, Danishka Delaney — su voz era un susurro amenazante —. Si no te quitas esa blusa, lo haré yo mismo. Y no seré tan suave. Su amenaza resonó en mis oídos como un eco ominoso. No podía permitir que me obligara a hacer algo que me causaba tanto dolor y vergüenza. Pero la certeza en sus ojos me dejó sin aliento, su determinación era palpable. Me alejé de
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29 - Secuestro - Animal.
DANISHKA.— Lo vio, Dani, y tú nunca permitías que alguien más lo vea. ¿En verdad te sientes segura con él? — preguntó. Ésta vez no había rastro de burlas en su voz, no había rastros de intentar bromear en su rostro. Ella estaba preguntando en serio —. Tú eres mi mejor amiga, y te quiero. Roman es un hombre que ha demostrado tener sentimientos sobre ti; pero eso no quita que sea un mafioso y que pueda darte la vida que deseas.— Dudo que lograra tener esa vida, Marta — susurré, mientras me volvía a colocar la blusa —. Un ruso al que no conozco o recuerdo, quiere mi cabeza.— No te harán daño.— ¿Qué más daño podrían hacerme? Estoy sin recuerdos, pero marcada de por vida — respondí —, y el hombre que me gusta acaba de besar esas cicatrices.La sorpresa dibujada en el rostro de mi amiga, era algo raro de ver. Una sonrisa se dibujó en sus labios.— Acabaste de admitirlo. Te gusta — murmuró. Se puso de pie y dio varios saltos —. A Dani le gusta un hombre.¿Me gusta Roman?Desde el primer
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30 - Avecilla del infierno.
DANISHKA. Me obligaron a caminar el extenso camino, hasta llegar a la parte trasera de la mansión. Una parte donde nunca antes había venido, y me sorprende la cantidad de hombres que la están rodeando. — ¿Te sorprende los enemigos que tiene tu hombre? — frunzo el ceño por la forma en que dice aquellas palabras. — Me sorprende lo cobarde que son para traicionarlo — respondí, con valentía. El hombre me toma del cabello del cabello, y me pega a su rostro mirándome con tanto odio que es imposible describirlo. — ¿Valentía? Eso es lo que necesité para poder estar de este lado — granó con tanto odio. pude detallar entonces el corte en su rostro y el ojo ausente —. Mira lo que me hizo ese hijo de puta. Basura. Debería estar muerto, y lo estará. Me suelta con brusquedad y el hombre que me había sacado de la habitación me sostiene, pero vuelve a empujarme hacia el joven. Parecía una pelota de pimpón de aquí para allá. — ¿A ti también te lastimó? — pregunté, cuando me subieron al coche. —
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