DANISHKA.Soy una pelotuda real. Estar haciendo esto es inaudito, pero necesitaba saber que había pasado de los niños y mis hermanas, y Roman no me ha dado respuestas.Habían pasado varios días desde aquella en que había recordado algo, y desde entonces, él se ha mantenido algo distante, es por eso que tomé la decisión de escapar de su mansión. Creo que lo he logrado, porque nadie me ha seguido, y ahora estoy metida dentro de un taxi, rumbo al viejo convento o no sé si sigue siéndolo.Sin embargo, el lugar estaba rodeado por los hombres de Roman, lo sé, porque he reconocido a uno, y eso, me daba una sensación de seguridad como de miedo.Bajé del taxi y caminé hacia la entrada. El hombre al verme, se sorprende, pero mantengo el rostro inexpresivo y lo señalo con el dedo.— No te atrevas a llamarlo y sígueme — ordené.El hombre detuvo sus movimientos, y yo agradecí que mi vos no titubeara en el proceso.— Señora, el jefe debe saber de su paradero — murmuró el hombre atrás mío —, o me me
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