Capítulo cuarenta y uno. El bautizo de Andrés.Diane se sintió presa del pánico y a punto estuvo de desmayarse. —Ya mantendré mis manos quietas, Ana Lucía — pronunció Tyler sosteniendo a su cenicienta prometida —, pero deja de asustar a tu hija, que no queremos una madrina inconsciente. —Desmayada estoy yo, puesto que llevo media hora buscándolos a ustedes dos, par de descarados — protestó la mujer al mismo tiempo que Diane sintió el aire regresar a sus pulmones. Había sido una falsa alarma orquestada por su ocurrente progenitora —. Salgan ya, antes de que encuentre otros padrinos para mi hijo y dicho sea de paso, más responsables que ustedes. ¡Y van a limpiar esta habitación más tarde! — añadió con tono exigente Ana Lucía —. Diane, hija mía, que tienes toda la vida para esto. Apenas hace setenta y dos horas que te quitaron las restricciones y ya andas haciendo travesuras. Tómatelo con calma. —¡Lo siento, mamá! — se disculpó la aludida —. Hormonas del embarazo. —Voy a empezar a co
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