Capítulo noventa y siete: Familia, hogar, amor y unión—¿Me ayudas, mi amor?Thalia trataba de subirse las cremalleras de sus botas de caña alta y no lo conseguí, de repente se sintió algo torpe y le pidió ayuda a su marido que encantado de hacerlo se arrodilló a sus pies y la ayudó, luego se mantuvo allí, en la misma posición y entonces hizo lo más impensable e inesperado... Praxis sacó una inconfundible y pequeña caja de debajo de la esquina del colchón. Thalia se llevó la mano a la boca y sonrío entre sus dedos pudiendo ver lo que su marido pretendía.—Ahora quiero que me ayudes tú, mi pequeña esposa —musitó él en medio de una risa avergonzada —. ¿Serías mi mujer hasta la eternidad? Los labios le temblaron al final de las palabras y ella soltó un pequeño sollozo ahogado. Se miraron más enamorados que nunca y ella simplemente se dedicó a asentir antes de matizar su aceptación diciendo:—Hasta que la faz de la tierra desaparezca yo seré tuya en cada una de mis reencarnaciones y si s
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