El sacerdote asintió y dio inicio a la ceremonia, siguiendo el protocolo, Dante no volvió a mirar a Mía mientras ella sentía un torbellino de emociones en su estómago y corazón, pero cuándo llegó la pregunta más importante, él corazón de Mia dio un vuelvo y él lugar quedó en absoluto silencio, casi podía escucharse un alfiler caer. —Señor Dante Walsh, ¿quieres recibir a Mia Miller, como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así amarla y respetarla todos los días de tu vida? Mia podía casi escuchar su corazón de lo fuerte que latía, mientras veía a Dante en silencio. ¿Él no la rechazaría verdad? Después de todo había llegado, ¿O solo quería humillarla en persona? En esos segundos de silencio tenso, ella podía sentir que se volvería loca y sus manos temblaban cada vez más. —Si, quiero. — Respondió Dante acabando con el martirio de Mia o tal vez iniciando con uno peor, porque ella no podía comprender porque él
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