Una vez recuperada la mujer, la familia se fue movilizando en dirección hacia la entrada del búnker, lugar desde donde los guardias los esperaban.Debido al incidente anterior, Kayla observaba a los hombres aún con enojo. Ellos, con cada paso que daba la mujer al acercarse, le sonreían más, atraídos por su belleza, su rudeza y el cabello suelto alborotado por el viento que le daba toques salvajes al aspecto de la joven.Una vez frente a frente la familia y los soldados, estos los detuvieron, sin perder su atención sobre la mujer quien los seguía observando con ese gesto poco amigable.Ambos soldados se juntaron a conversar a una distancia prudente, dándole la espalda a los jóvenes, girandose en ocaciones para ver a la familia. Luego, el hombre llamado Marco, se acercó a ellos y abrió el paso: —pueden pasar—.Tarek, sospechando que algo no andaba bien, sujetó la mano de su hermana y apretó contra su pecho a la niña, mientras daba sus primeros pasos desconfiados hacia adelante, pero, el
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