DamiánAntonella, ayer me dejó sin palabras. Verla ahí, enfrentando a su familia por mí, fue hermoso. Se veía inocente, tierna, como una bebé que luchaba por su juguete para que nadie se lo arrebatara. En la universidad peleó con una chica porque hablaba cosas feas sobre lo que hice. Pero qué loca, después dice que yo soy el impulsivo, ¿y dónde queda ella? Creo que se le está pegando lo malo de mí.Necesito mejorar. Necesito cambiar no por mí, sino por ella. Mi cielo se merece todo lo bueno. Si ella está dispuesta a luchar, yo también. Nadie puede tocarla. Nadie puede hacerla sentir mal, ni siquiera yo mismo. Es mi princesa, la intocable. Fui tan idiota en caer en los juegos de Nicolás. Por su culpa pasó todo esto y mi cielo tuvo que opacarse por lo que la gente hablaba.Hoy me voy de viaje a Hawái. Allá tengo otro asunto que resolver, me he enterado de algunas cosas referentes a los hombres que intentaron lastimar a Antonella, eso me han mantenido preocupado desde hace días.Salgo de
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