El auto se detuvo frente al edificio de la empresa de Lorenzo.Los tres caminaron en silencio hacia el piso superior.Al llegar a la puerta de la oficina del presidente, una voz masculina, fría y despiadada, resonaba desde adentro.Alguien estaba en problemas.Enrique intercambió una mirada de complicidad con Celeste antes de abrir la puerta.Justo en ese instante, un archivo voló por el aire, directo hacia ellos. Enrique reaccionó rápido, jalando a Melodía para esquivar el golpe.Sin embargo, Celeste, que caminaba detrás, no tuvo tanta suerte. El archivo la alcanzó de lleno.—¡Ah! —gritó, sorprendida por el dolor.Lorenzo frunció el ceño y se levantó de su silla, dando dos pasos hacia ella... pero de pronto se detuvo. Con el rostro endurecido, regresó a su asiento y, sin una palabra, abrió otro archivo, ignorándola por completo.—¿Estás bien, Celeste? —preguntó Melodía, preocupada, corriendo hacia ella.—Estoy bien —respondió Celeste, aunque el dolor era evidente en su expresión. Apre
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