Pronto, el hombre se retiró.Celeste bajó un poco la mirada:—¿Podemos regresar a casa ya?—¿Estás enojada?Lorenzo frunció el ceño ligeramente, y con sus largos dedos acarició suavemente su rostro, consolándola: —No tienes que preocuparte por sus palabras, te lo he dicho, Nadia no te afectará nada.Lorenzo parecía estarle prometiendo que su posición como su amante estaría bien asegurada... ¿Debería alegrarse por eso...?En realidad, Celeste no estaba enojada, simplemente no quería que más gente los viera juntos, después de todo, Nadia había vuelto al país, y no sería bueno que eso llegara a sus oídos.—No estoy enojada, solo quiero regresar a casa, vámonos.—¿De verdad no estás enojada?—No.—Entonces sonríe un poco.Celeste se sintió un poco resignada, pero aun así esbozó una sonrisa dulce.—Bueno, se ve terrible.Celeste quería rodarle los ojos.¡Y quería darle un golpe!***De vuelta a la villa, Celeste dejó su bolso y se dirigió al baño.De repente, su cuerpo fue levantado en bra
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