Valeria sintió una oleada de satisfacción al detectar un leve destello de deseo en la mirada de Maxim mientras seguía sus movimientos con atención. Permitió que una sonrisa juguetona se dibujara en sus labios antes de darle un sorbo a su bebida y luego bajó su copa lentamente, dejando que el momento se prolongara. Sus ojos se encontraron con los de Maxim, y por un breve instante, el aire entre ellos se cargó de tensión.No tenía experiencia coqueteando con los hombres, pero, al parecer, no lo estaba haciendo nada mal.—¿Qué tal estuvo su día? —preguntó Valeria con voz suave, inclinándose un poco hacia él.Maxim se aclaró la garganta, tratando de recobrar el control.—No es necesario que seas tan formal. Después de todo, no estamos en el trabajo —dijo Maxim, esbozando una sonrisa—. En cuanto a mi día… fue como cualquier otro. Trabajo, reuniones, contratos.Valeria mantuvo su mirada fija en él, dándole toda su atención, mientras recordaba las palabras de Pia.—A los hombres les gusta sab
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