Al día siguiente. Anya fue a ver a su madre, ella estaba destrozada, no salió de su cama, y siendo una mujer tan sociable, era algo sorprendente. —Por favor, madre, no puedes destruirte por esto, levántate. —He decidido que no le daré el gusto a esa mujer. —¿Qué? —Voy a hacer una terapia de pareja con Bill. Anya hundió la mirada, jamás creyó que eso funcionara. —No creo que sea algo bueno, madre, pero te apoyo, si lo quieres hacer. Los ojos de Hannah se volvieron llorosos, Anya acarició su rostro, le dolió verla así, su madre nunca fue una mujer tan frágil como ahora. Un rato después, su madre decidió levantarse. —Ve a casa con tu esposo, no lo descuides, no te preocupes por tu madre, ella murió cuando tu padre murió, y puede morir muchas veces, pero siempre mientras haya vida, va a renacer, aprende de ella, ¿sì? Anya sonrió, besó su mejilla, decidió marcharse. *** Cuando Betty llegó hasta esa casa la encontró tan bella que no podía dejar de mirarla, la puerta se abrió y
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