Roxanne caminaba de un lado para otro, no podía creer todo lo que estaba pasando, podía tener mucho dinero, que era lo que siempre había querido, incluso, ya tenía mucho dinero, con todo lo que le había sacado a todos esos hombres, ella se había prometido nunca más volver a pasar todo lo que pasó de niña, por eso siempre había pensado en ella y solo en ella, hasta que Scott llegó a su vida, el vecino que siempre había estado pendiente de ella, curando las heridas de los golpes que su padre le daba, aquél joven que había tocado su corazón, con dulzura, aquel joven que le había hecho el amor de manera tierna y apasionada, en verdad había amado Scott, pero sencillamente ella nunca había podido quitar ese odio que sentía por los hombres, había aprendido a usar su cuerpo para conseguir lo que quería, ya que eso era algo que había hecho desde los quince años, cuando su padre abusó de ella y luego se la vendía a sus amigos. Roxanne se limpió una lágrima que cayó por su mejilla, recordó como
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