—No puedo creer que hayas ido a ver a esa mujer — Evans parecía un león enjaulado, caminando de un lado para otro. — Sabes de todo lo que ella es capaz, incluso sabes que quiere quitarte de su camino y tu vas y te pones en bandeja. — Nathalie tomó sus cosas y estaba dispuesta a salir de esa oficina. —¿A dónde crees que vas? — exclamó aún más molesto al ver que ella no decía nada y pensaba irse. —A mi casa — dijo sin voltearse y siguió caminando, Evans de dos zancadas llegó a ella y la tomó del brazo para girarla a él. —Estamos hablando, no puedes irte — Nathalie lo miró realmente molesta, a pesar de haber enfrentado a Roxanne, no le gustaba discutir, le gustaba pensar con la cabeza fría antes de decir algo que después se arrepintiera. Por lo que se soltó enojada. —¿Hablando? Evans me estás prácticamente gritando y eso no lo voy aguantar, porque no lo hizo nunca mi padre no voy a permitir que otra persona venga y lo haga, ¿Estamos claros? Además, te recuerdo que nos guste o no, Roxa
Roxanne caminaba de un lado para otro, no podía creer todo lo que estaba pasando, podía tener mucho dinero, que era lo que siempre había querido, incluso, ya tenía mucho dinero, con todo lo que le había sacado a todos esos hombres, ella se había prometido nunca más volver a pasar todo lo que pasó de niña, por eso siempre había pensado en ella y solo en ella, hasta que Scott llegó a su vida, el vecino que siempre había estado pendiente de ella, curando las heridas de los golpes que su padre le daba, aquél joven que había tocado su corazón, con dulzura, aquel joven que le había hecho el amor de manera tierna y apasionada, en verdad había amado Scott, pero sencillamente ella nunca había podido quitar ese odio que sentía por los hombres, había aprendido a usar su cuerpo para conseguir lo que quería, ya que eso era algo que había hecho desde los quince años, cuando su padre abusó de ella y luego se la vendía a sus amigos. Roxanne se limpió una lágrima que cayó por su mejilla, recordó como
Gerald, dio la orden de que le enviaran todo el archivo secreto, tanto a él, como a Evans y Nathalie, debía prevenir, porque sabía que Roxanne no se quedaría con los brazos cruzados y actuaría, para mal. Roxanne tenía envenenada el alma, sabía que por ella ya no había remedio alguno, se lo había dicho innumerables veces a Scott, pero el hombre nunca había querido hacer caso, incluso después de años seguía enamorado de la misma mujer. Recordaba las discusiones con su amigo, el cuál nunca volvió a tener nada serio, primero, porque en verdad quería dedicarse a cuidar a Nathalie, su pequeña a la cuál amaba con el alma y ella pequeña niña se había convertido en su mundo y segundo, porque siempre había estado enamorado de una maldita bruja, aún no lograba entender qué le había visto, porque aunque la mujer era hermosa, tenía el alma tan negra, que bien podría ser la esposa del diablo. Pero él iba a encargarse de que no le hiciera nada a Nathalie, estaba seguro que con lo que Evans tenía en
El sonido de otro mensaje entrante la sacó del estado de shock en el que estaba, ¿Hasta cuándo está mujer iba hacerle la vida imposible? Junto el celular con manos temblorosas, lo desbloqueo y leyó el nuevo mensaje que había llegado. “Tienes una hora para llegar a casa y por supuesto sola. Si no les pasara los mismo que a Gerald, sólo que esta vez no va a ver falla, porque lo haré en persona y directo en la cabeza" Nathalie no podía dejar, pero debía hacerlo, está vez no se trataba de ella, se trataba de su mejor amiga, su hermana del alma y de la madre del amor de su vida, ¿Cómo Roxanne podía ser tan mala y fría? No lo sabía pero debía ir a recatarlas, o de intercambiarse. El ver a Mio atada y amordazada le dolió el corazón, al igual que a su suegra, esa mirada llena de terror le llegó al corazón, sabía que si Evans veía esa imagen mataba a Roxanne. Nathalie se limpió las lágrimas y respiró profundo, besó la frente del que para ella era su segundo padre. —Por favor encárgate de re
Evans salió furioso de ahí, miró una vez más hacía la casa, tenía el corazón partido en dos, no podía dejarla ahí pero debía sacar a su madre y amiga de ahí. —Necesito ponerlas a salvo. —Hijo, no debiste sacrificarte por mí, ya he vivido muchos años — Evans la miró furioso. —No vuelvas a decir eso mamá, nunca. Necesito ir por las demás chicas y ponerlas en un lugar seguro. — sacó su celular y llamó a Scott, él hombre estaba despertado porque ni su amigo ni Nathalie contestaban, ya que al llegar al hospital no la encontró. —¡Mierda Evans! — exclamó al contestar — ¿Qué está pasando? Nathalie no estaba en el hospital y Mio no aparece ni contesta su celular, estoy realmente preocupado. — Evans miró a la mencionada por el retrovisor. —Quiero que reúnas a los chicos y las chicas, en la casa de Nathalie, nos vemos en veinte y no te preocupes, Miosotis va conmigo. —Evans — dijo en tono de advertencia. —Ahora no Scott, haz lo que digo, es urgente. —De acuerdo — dijo no muy convencido,
Roxanne se lavó el rostro y se maquilló de nuevo mientras pensaba en lo que iba hacer, tal vez podía aceptar la propuesta de Nathalie, al final de cuenta, podía dejarlos en paz y ella hacer su vida en otro lado, sabía que podía conseguir lo que quiera. Unos gritos la sacaron de sus pensamientos y con el ceño fruncido salió de la habitación, los gritos venían de la habitación de Nathalie. —¿Qué pasa? — dijo en cuanto entró, vio a Stefan que tenía su rostro rasguñado, por su semblante podía ver que estaba molesto al igual que Nathalie, pero ella también se veía agitada. —Dile a este maldito perro faldero que si me vuelve a tocar o a obligarme a hacer algo que no quiera no le va alcanzar la vida. Papá me enseñó defensa personal así que no se me acerque — Roxanne miró sorprendida a Nathalie y luego con enfado a Stefan, a quién se le acercó y le dio una fuerte cachetada. —No la vuelvas a tocar, no te tengo aquí para que te pases de idiota. —No, no me tienes para nada útil Roxanne, mie
Nathalie estaba sentada en la terraza, mientras acariciaba su vientre, hacía tres meses estaba largo de las personas que más amaba, y eso le dolía en el corazón. Lo único que le tranquilizaba era saber que Gerald ya estaba fuera de peligro, Roxanne se había encargado de darle información tal y como ella se lo había pedido. La casa dónde Roxanne la había llevado era increíblemente grande y hermosa, tenía una piscina increíble, pero estaba rodeada de un montón de hombres, no podía salir sin su "querida madre" y no podía usar un maldito teléfono. Recordó que hacía mes y medio se había enterado que iba a ser madre, y esa noticia la había hecho llorar mucho, no porque no quisiera tener un hijo, sino porque debía recibir la noticia al lado de Evans, suspiró al recordarlo y sus ojos se llenaron de lágrimas. —Te extraño tanto mi amor — dijo en voz alta mientras veía el horizonte, mientras veía el atardecer, solo esperaba que Roxanne dejara esa estupidez, ya que fue ella la que había notado
Cuando Roxanne salió de la habitación Stefan estaba esperándola. —¿Has pensado en mi propuesta? — le dijo muy serio, Roxanne puso los ojos en blanco al oírlo. —No te dejaré que estés con Nathalie, ella no te ama, y la dejaré que se vaya con Evans, solo voy a pensar que sacar con todo esto. —Eres una maldita — dijo realmente molesto se acercó a ella y la tomó muy fuerte del cuello, cosa que la hizo sorprenderse. Luego con una sonrisa muy siniestra la soltó. —No digas que no te lo advertí — dijo dando vuelta y salió de la vista de la mujer. Roxanne se quedó sorprendida y muy molesta, sabía que Stefan algo estaba planeando, y sabía que no era algo bueno, debía actuar ya, porque nunca había sido una mujer estúpida y no lo sería ahora. Volvió a entrar a la habitación de Nathalie. Ella la miró sorprendida. —Quiero que llames a Evans y le digas dónde estás, tiene que venir cuanto antes, Stefan está loco y puede hacer algo peor de malo de lo que yo lo he hecho, tengo que ver si te puedo