— ¿Está esperando a alguien, señora?Hanna jadeó cuando la empleada, con un vaso de zumo y unas píldoras, se acercó a ella, alejó sus ojos de la ventana, sonriendo forzadamente mientras trataba de mitigar el constante dolor de cabeza que llevaba horas soportando.— No, yo solo… Solo estaba aburrida — Hanna tomó las pastillas antes de mirar a la empleada una vez más —. ¿Están los niños bien?— Liam está en su habitación jugando videojuegos y Leila y ese niño…— Jhony— dijo Hanna sin poder evitarlo.— Exactamente, Jhony está jugando en el salón de juegos.— ¿El guardia de seguridad no ha dejado su puesto, verdad? — se cruzó de brazos —. ¿Nadie ha venido a casa, verdad?— No, señora, nadie ha estado aquí, ¿Sucede algo?— No, no es nada.Hanna suspiró, caminó hacia la planta superior y trató de calmarse mientras jugaba con los niños. Estaba preocupada, cansada de todo aquello e insoportablemente estresada. A la hora del almuerzo seguía sintiéndose demasiado mal como para comer, así que so
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