—Sería sexo sin sentimientos. —No —jadeó Ava, pero su voz la traicionó cuando salió en un gemido lascivo. La forma en que la boca de Sebastián reclamó la de ella con tanta brusquedad, pero apasionadamente contra la fría pared de la habitación del hotel le provocó escalofríos. Sus fuertes manos la mantuvieron en su lugar, dejándola prácticamente indefensa contra su ataque. No podía recordar la última vez que se había sentido tan viva, tan deseada.—Shh, Ava. —respiró él contra sus labios, su voz era un estruendo ronco que hizo que sus rodillas temblaran. Con eso, volvió a capturar su boca, esta vez incluso más febrilmente que antes, como si no pudiera tener suficiente de ella. Su lengua bailó con la de ella en un ritmo lento y sensual que la encendió desde adentro hacia afuera. Las manos de Ava, antes puños de furia, ahora encontraron su camino hacia su cabello, instándolo a acercarse, ansiando más de su toque.En un acalorado frenesí, sus ropas fueron descartadas, artículo por art
Leer más