Los dedos de Ava trazaron los delicados pétalos de una rosa en el jardín de Ammy Wilson, la fragancia se mezcló con el aire fresco de la mañana. Podía escuchar la voz de Antony, baja y tranquilizadora, momentos antes de que un fuerte clamor surgiera de la mansión, cortando su tranquilidad.Ammy tenía una discusión y al parecer era con su esposo. Las cosas no sonaban bien. —Disculpe, Ava. —dijo Antony con urgencia. Sus pasos crujieron en el camino de grava mientras corría hacia la conmoción.—Ten cuidado. —le gritó Ava, con la preocupación grabada en su voz. Sola ahora, sintió el calor del sol en su rostro, escuchando los cantos de los pájaros eclipsados por el sonido de las voces elevadas desde la casa.Luego, se acercó otra serie de pasos, más lentos y más pesados. —¿Antony? —preguntó, volviéndose hacia el sonido, con las manos juntas en el regazo.—No, solo soy yo, Omar. —La voz era áspera, teñida de molestia.—¿Omar? —Ava se enderezó y ladeó la cabeza con curiosidad. —Lo siento,
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