— Bien, entonces, a partir de hoy soy tu amo y tú eres mi perro leal. En esta casa, solo obedeces las órdenes mías o las de mi mujer.— Si hay algún peligro, tu prioridad siempre es Eva, siempre, no importa dejarme a mí atrás, ¿entendido? – el hombre asintió con la cabeza— Hoy mismo, cuando el día levante, prepararé el viaje de tu hermano, ahora, ve a hacer lo que te pedí y no te preocupes por los Alonso, yo estaré respaldándote.— Señor, la sangre…— Hazte la herida en un lugar poco visible, que nadie descubra que la sangre en la sábana es un engaño y Leroy, ni se te ocurra en realidad tocarle un pelo a la Srta. Alonso, o terminaremos la cooperación antes de empezar.— Nunca haría algo tan despreciable a una mujer, Sr. Edwards – Leroy enseguida le aseguró y Henry asintió.Si lo había escogido como su mano derecha, de entre tantas personas, era porque llevaba tiempo evaluándolo y sabía que no parecía ser de ese tipo de hombre, que solo pensaba con la parte de abajo del cuerpo.Cuando
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